El tema del liderazgo está siempre de moda. Los líderes son mujeres y hombres que transforman la realidad con actos épicos, exploradores, intelectuales, visionarios, mártires, serviciales, solidarios y hasta forajidos. Casi todos podemos ubicar personas que nos han inspirado en nuestras vidas y en ello reconocer su liderazgo. Reconocemos la influencia que unos cuantos pueden tener en el bienestar de todos, anhelamos su presencia entre nosotros y aspiramos –quizá en secreto- a convertirnos en uno de ellos.
Pero también hemos vivido el desencanto por expertos en manipular el imaginario colectivo para beneficio propio o de su grupo cercano, y también por ello desconfiamos de autoridades impuestas y somos suspicaces ante quienes se auto nombran líderes. No hay situación donde se haga más claramente visible el espíritu de un individuo que en su papel de líder. Por eso elaboro sobre cómo la cúspide del anhelo estrictamente humano se encuentra con la Ayuda en el Camino de modos sutiles y esenciales.
La cúspide del espíritu humano
Comencemos por observar que el liderazgo integra talentos. Brian Tracy (2015) recapitula humildad, visión, estrategia, valentía, cooperación, enfoque e integridad como las siete cualidades esenciales de un líder. En primer lugar, este enfoque es práctico porque a la vez que entrelaza el trabajo administrativo de empresa con el desarrollo personal, también arroja luz sobre algunas sombras que merman su eficacia como la arrogancia, falta de perspectiva, tacañería, cobardía, autoritarismo, activismo o corrupción.
Segundo, en este listado podemos observar que hay un actuar que vincula el logro del grupo y el bienestar de las personas. Los líderes de los tiempos han logrado tareas excepcionales con su gente y para la gente, pero nunca a costa de ellos. Johnson (2018) muestra cómo las fallas en uno de estos dos ejes resultan en fallas estadísticamente comprobadas como la rigidez, la crueldad o el nepotismo. Los elementos de conducción grupal -visión, estrategia, enfoque y cooperación- se centran en las metas a alcanzar mientras se vinculan con cualidades profundamente humanas -humildad, valentía e integridad- necesarias para encabezar la acción con realismo, sin rehuir ante las dificultades ni apropiase de lo ajeno.
Tercero, este modelo plantea tres parejas de elementos que se complementan mutuamente, y activan el desarrollo personal del líder. Las polaridades humildad-valentía, visión-estrategia y enfoque-cooperación cuentan con la integridad como telón de fondo, en constante recordatorio de la responsabilidad del líder con su grupo, con otros y consigo mismo.
Así vemos una compleja danza armónica de cualidades que requiere entendimiento correcto y práctica enfocada. Con tal complejidad detrás de esta magnífica tarea, sería muy útil contar también con un coach experto para aspirar alto y a la vez ser realista, evitar el narcisismo y tener agallas, encabezar el avance del grupo sin caer en el frenesí. Así, estoy seguro que no te sorprenderá que la Ayuda en el Camino esté presente para inspirar y acompañar nuestras más altas aspiraciones humanas.
Encuentra Ayuda en el Camino
Casi por intuición sabemos que un verdadero líder hace cosas genuinamente buenas. Y si el bien está presente en el actuar, en ello también está Dios. En todo actuar genuino por lo correcto o lo mejor convergen nuestra voluntad, inteligencia y esfuerzo humanos con su Voluntad, Creadora y Providente. Y esto es solo el principio de la historia. YoSoy inspira nuestro corazón como una zarza ardiente e incombustible, muestra la visión gloriosa que tiene para nosotros e invita a dejar el pastoreo-godínez, enfrentar a los dioses del mundo y liberarnos de nuestras esclavitudes favoritas. El Padre transforma el significado de nuestro quehacer diario, de la subsistencia a la construcción del Reino. Y esta alianza de amor activo que nos propone el Creador del Universo es tan sagrada que hay que quitarse los zapatos al entrar a ella. (Ex 3, 1-15).
En las historias de liderazgo que narra el arte desciframos que valentía no es la ausencia de miedo sino la capacidad de sobreponerse a él, superando el confort o encarando el reto. Los psicólogos describen la valentía como una combinación de cualidades anímicas que llevan a la ecuanimidad. Al afrontar inseguridades se integran la claridad de ideas, el procesar emociones, y el tener fuerza de voluntad. De modo que ganar valentía es un proceso de desarrollo personal donde autocontrol, autoconciencia, empatía y tenacidad, evolucionan naturalmente hacia templanza, justicia, prudencia y fortaleza, creando un círculo virtuoso que puede ser alentado por la Gracia cuando hay disposición personal, como las velas de un barco impulsadas por el Aliento Divino (CIC 1803-1811). Así, tener la humildad y valentía para optar naturalmente por el bien quizá sea la tarea más importante de amor propio que cualquiera de nosotros pueda emprender.
Finalmente, sabemos que al actuar también habrá resistencia espiritual. En la casa del jabonero –donde el que no cae resbala– todo líder que desee ganar la batalla necesita del equipamiento correcto para el combate. Contraria a esta escena cliché donde líder vengador que se apertrecha de municiones, granadas y rifles de asalto antes de la batalla final, la armadura espiritual que nos señala San Pablo se compone de cinco elementos defensivos y un solo elemento ofensivo, que es la Palabra misma de Dios (Ef 5, 14-17). En el mundo del espíritu nos revestimos de verdad, rectitud, paz, justicia y salvación, para descubrir que Cristo mismo es ejemplo, armadura y fuente de integridad. Por ello no hay jactancia posible y la humildad es el camino a su voluntad.
Para el líder la ayuda en el camino es Llamado, Gracia y Armadura. ¿A qué mejor regalo podríamos aspirar?
Referencias: Johnson, C. (2018). Meeting the Ethical Challenges of Leadership. Thousand Oaks, CA: Sage.
Tracy, B (2015). Liderazgo. Nashville: AMACON.