El cardenal Bocos: “La vida religiosa no se está muriendo, al revés”

  • “Hay que tener una visión universal que es más positiva y esperanzada”, ha reflexionado en la presentación de ‘La fuerza de la vocación’, el libro-entrevista al papa Francisco
  • El periodista Faustino Catalina moderó un coloquio sobre la vida consagrada en el que han participado Luis Ángel de las Heras, Mariña Ríos y el autor de la obra, Fernando Prado

Faustino Catalina, Luis Ángel de las Heras, Aquilino Bocos, Mariña Ríos y Fernando Prado

La vida religiosa tiene zigzageos como un río y, a veces, se esconde como el Guadiana. Pero lo más interesante es saber que el río sigue manando y que tiene como un imán a ir al mar. Ese mar es el servicio a la Iglesia y el origen, siempre el Espíritu”. Con esta mirada metafórica, el cardenal Aquilino Bocos expresó el ser y hacer de los consagrados durante la presentación del libro-entrevista del claretiano Fernando Prado al Papa Francisco “La fuerza de la vocación”.

Junto al claretiano, también acudieron a la puesta de largo de la publicación la presidenta de CONFER, Mariña Ríos, y el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Luis Ángel de las Heras, en una mesa redonda presentada por el director de la Linterna de la Iglesia en Cope, Faustino Catalina.

“El Papa se ha excedido un poco”, bromeó el padre Bocos sobre el elogio que le lanza Francisco en el libro sobre su papel como renovador de la vida consagrada: “Simplemente he prestado un servicio tranquilo y sereno, dentro de mi propio carisma claretiano. Es el Papa quien tiene un entrañable amor a la vida consagrada”.

“El Papa tiene una formación jesuítica, teológica, eclesiológica y antropológica impresionante. Hay que leer más sobre el Papa para acallar algunas voces que uno no sabe de dónde salen”, defendió Bocos, que ahondó, más allá de la vida consagrada en una de las aportaciones del Papa argentino: “El cambio de concepto sobre el Pueblo de Dios desde que Francisco llega a Roma es colosal y tiene una trascendencia inmensa, porque ha hecho pensar en el pueblo que peregrina, en las periferias, en las fronteras, en el diálogo del camino”.

La persona de Jesús en el centro

Hasta en dos ocasiones señala en el libro cuál es la fuerza de toda vocación a la vida consagrada: la persona de Jesús. Y es que Francisco es un enamorado de la persona de Jesús”, expresó el purpurado claretiano sobre la centralidad de Cristo en el Pontificado del primer Papa jesuita de la Iglesia.

El cardenal Bocos subrayó que “la vida religiosa no se está muriendo. Al revés”. “¿Solo se dice que está mal la vida religiosa porque en mi entorno se cierran colegios y residencias?”, se preguntó el claretiano que invitó a mirar la realidad de la vida consagrada con una mirada universal: “Simplemente hay que mirar a espacios en África o en Asia para ver el florecimiento de muchas congregaciones religiosas y así tener una visión positiva y esperanzada”. Eso sí, dentro de este crecimiento, instó a afrontar dos desafíos que nacen en este nuevo entorno: la interculturalidad y la intergeneracionalidad.

La deuda en las mutuas relaciones

Luis Ángel de las Heras, subrayó la necesidad de mejorar las mutuas relaciones entre el Episcopado y la vida religiosa. “Hay una deuda para comprender que el carisma de los institutos y las congregaciones para acoger e integrarlas en la vida diocesana. Pero, por otro, también hay que acoger a los pastores en los discernimientos de las vidas de las congregaciones”, señaló De las Heras.

Sobre esta materia, la presidenta de CONFER apreció que se vive “un momento de relación más fluida y de acogida, de valorar la vida religiosa”. “El Papa nos invita a no polarizar las mutuas relaciones entre la vida consagrada y la jerarquía, sino que debe ir más allá”, matizó.

“Ser mayores y ancianos es parte nuestro seguimiento de Jesús. Lo que tenemos que ver es cómo vivir a fondo el Evangelio desde nuestra realidad en cada momento”, comentó la religiosa de la Compañía de María sobre el envejecimiento y la falta de relevo generacional. En ese sentido, se negó a mirar con pesimismo la realidad, algo se solo sucede “cuando hemos ligado el valor de nuestra vida a la eficacia de nuestro trabajo”. “Tenemos que tener en cuenta el aspecto económico, pero no para que nos entre miedo de cerrar y ver cómo programamos la muerte sino cómo generamos futuro”, advirtió.

Caminos de luces y sombras

Al echar la vista atrás con una memoria agradecida a la trayectoria de la vida religiosa el cardenal Bocos apreció cómo, “aunque haya sido un camino de luces y sombras de renovación, que se ha podido contar casi por décadas, pero siempre con una continuidad tal y como refleja el Papa en el libro”. Es más, el padre Bocos apreció cómo Francisco “se queda a veces corto señalando aspectos oscuros, sobre todo, cuando se refiere a los puntos en los que la vida religiosa se ideologiza”.

En este sentido, Fernando Prado abordó la reflexión que el Papa realiza en el libro sobre el triunfalismo de nuevas formas de vida consagrada con tintes de conservadurismo, a las que se aupó hace unos años. “En muchos casos se ha visto que ese triunfo era aparente, porque muchas de estas congregaciones nuevas han tenido que ser intervenidas. La madurez de los procesos no es inmediata. El Papa tiene el principio del proceso y del tiempo sobre el espacio, y el propio Pontificado de Bergoglio es de semillas”, completó.

Homosexualidad, mujeres y laicos

“En este libro el Papa no nos da palmaditas, sino que es exigente con nosotros”, añadió Prado, que se refirió a los párrafos del libro en los que el Papa apunta que la homosexualidad “no tiene cabida” en los seminarios. “No me atrevo a ir más allá de lo que dice”, comentó el autor de la entrevista, que sí que valoró cómo el Papa “cree que tenemos que ser exquisitos a la hora de hacer el proceso de aquellos que llaman a la puerta para ser religiosos”. Fernando Prado aclaró además que la Iglesia no cierra la puerta a la consagración de los homosexuales, sino a aquellos que son “homosexuales practicantes con conductas arraigadas” y que promueven la cultura gay.

Junto a estos temas la mesa redonda también abordó otros aspectos, como el papel de la mujer o del laicado. “El camino de la vida religiosa en la Iglesia es estar como mujeres. Las mujeres aportamos desde lo que somos. Sería un fraude que para ocupar determinados servicios, asumiéramos modos de ser que no son nuestros. La Iglesia pierde si no aportamos desde la complementariedad”, explicó Mariña Ríos. “Con los laicos vamos compartiendo vida, carisma y misión en las distintas realidades”, añadió.

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