Estreno la ‘cuesta’ de enero con un poquito de pereza, pero con muchos proyectos ilusionantes por cumplir a lo largo de 2019. Sin pecar demasiado de avaricia (ojo, que ya van dos) quiero soñar y desear un año en el que demos pasos hacía ese mundo en el que tanto creo y que, desde la Iglesia a la que estoy entregando un trocito de mi vida, caminemos junto a la sociedad hacia ese Reino que hace ya 2019 años nos mostró Jesús.
Todos los años son candidatos para pasar a la historia, y todas las épocas son buenas para cambiar un poquito el mundo, pero si volvemos a la España que en 2018 hemos recordado por su 40 aniversario… nos encontramos con un momento clave e importante para nuestra actualidad, el fin de un periodo de dictadura y represión, y el comienzo de un camino y una sociedad por construir. En medio de tal momento histórico (que no correspondió a un solo año), la Iglesia jugó un papel muy importante, siendo una verdadera figura de diálogo y compromiso, y estando presente ante problemas globales. Salir de un régimen dictatorial definido como católico no creo que ayudara demasiado. No viví esos años, pero soy consciente de la historia que me precede y al movimiento que represento, y eso me obliga a comprometerme con nuestro momento.
Año clave
Estamos en una etapa crucial en muchos aspectos de nuestra sociedad, y es nuestro deber hacer algo para que dentro de 40 años podamos decir con orgullo que lo que tenemos es gracias a los que trabajamos comprometidos.
- Medioambientalmente el desafío es mundial, no hay vuelta atrás. Un planteamiento radical de cambiar nuestra manera de consumir, trabajar, moverse, vivir nuestro día a día. Los datos son alarmantes, y ahora, más que nunca necesitamos caminar junto a la humanidad y olvidar los beneficios económicos, en favor de los medioambientales.
- Económicamente el sistema está podrido, vivimos en un capitalismo que devora al débil, que descarta al diferente, y que premia al dinero por encima de todo, incluso de las personas.
- Políticamente entramos en un año de elecciones para nuestro país. Solo pido coherencia.
- El sistema educativo y la forma de enseñar en las clases que conocemos está llegando a sus límites. Cuando algo está viejo y no responde a las demandas de la sociedad, algo hay que cambiar. Jóvenes con títulos, pero sin conciencia, sobre cualificados pero explotados, trabajadores sin vocación…
- En la Iglesia tenemos abusos de poder, económicos y sexuales; escasez de sacerdotes; escaso protagonismo en la sociedad actual…
Pero en TODOS estos ámbitos hay personas luchando, dispuestas a ser instrumentos de cambio y de transformación, ganas de ser cruciales en los diálogos que cambien nuestra historia. En la Iglesia, mucho por hacer, pero con un mensaje que debería de ser troncal en todos los niveles (económico, político, medioambiental, educativo…) de la sociedad: servicio, amor y cuidados. Y mientras tanto, los jóvenes. Es nuestro momento, es el momento.
Año Nuevo, más Vida Nueva
Para comenzar el año, y con deseo de poder seguir escribiendo en este espacio unos meses más, tengo preparada una consulta sobre este blog en este formulario. A parte de por el miedo a quedarme sin temas de los que hablar (aunque la actualidad y mi alrededor me lo faciliten cada semana), quiero ser un instrumento útil para quien me lea y que sean todas las personas que lo hacen, quienes estén representadas en este espacio abierto.
Podréis hacerme apreciaciones, críticas, felicitaciones, y proponerme temas sociales, eclesiales, políticos, juveniles… de los que creáis que se debería hablar y no hago, o profundizar más y no llego. Jóvenes, no tan jóvenes, creyentes o no… ¡adelante! Echadme una mano en este camino que Vida Nueva me ofrece.