Una cita de la Carta a los Romanos –“La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios”– es el punto de partida para el Mensaje de Cuaresma 2019 del papa Francisco. Jorge Mario Bergoglio, desde esta perspectiva, sugiere tres puntos de reflexión para todos los cristianos con la intención de que “acompañen nuestro camino de conversión en la próxima Cuaresma”.
1. La redención de la creación
“La celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo (cf. Rm 8,29) es un don inestimable de la misericordia de Dios”, señala el Papa en su mensaje. Y añade: “Cuando la caridad de Cristo transfigura la vida de los santos –espíritu, alma y cuerpo–, estos alaban a Dios y, con la oración, la contemplación y el arte hacen partícipes de ello también a las criaturas, como demuestra de forma admirable el ‘Cántico del hermano sol’ de san Francisco de Asís (cf. Enc. Laudato si’, 87). Sin embargo, en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada, hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte”.
2. La fuerza destructiva del pecado
Dice Francisco que, “efectivamente, cuando no vivimos como hijos de Dios, a menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás criaturas –y también hacia nosotros mismos–, al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca”. Y precisa: “Si no anhelamos continuamente la Pascua, si no vivimos en el horizonte de la Resurrección, está claro que la lógica del todo y ya, del tener, cada vez más acaba por imponerse”, explica el Papa. “Como sabemos –continúa–, la causa de todo mal es el pecado, que desde su aparición entre los hombres interrumpió la comunión con Dios, con los demás y con la creación, a la cual estamos vinculados ante todo mediante nuestro cuerpo”. Por eso, “cuando se abandona la ley de Dios, la ley del amor, acaba triunfando la ley del más fuerte sobre el más débil”, subraya.
3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón
“La creación tiene la irrefrenable necesidad de que se manifiesten los hijos de Dios, aquellos que se han convertido en una ‘nueva creación’. En efecto, manifestándose, también la creación puede ‘celebrar la Pascua’. Y el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual”. Según afirma, “la Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna”.
Por último, Bergoglio pide que “no dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable”. “Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación”, concluye.