“El agua es un bien imprescindible para el equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia humana, y es necesario gestionarla y cuidarla para que no se contamine ni se pierda”. Así se ha dirigido Francisco hoy, 22 de marzo, Día Mundial del Agua, a José Graziano da Silva, director general de la FAO. En esta ocasión, la jornada se celebra con bajo el tema “Agua para todos: No dejar a nadie atrás”. En su mensaje, el Papa ha recordado que “todos somos artífices del futuro” y la Comunidad Internacional con sus decisiones está “invirtiendo en el mañana de nuestro planeta”.
Por este motivo, Jorge Mario Bergoglio ha subrayado que es necesario elaborar planes de financiación como proyectos hídricos de largo alcance, lo que conducirá a “superar la visión de convertir el agua en una mera mercancía exclusivamente regulada por las leyes del mercado”.
Por este motivo, el Papa reclama a da Silva que no olvide a los desfavorecidos de la Tierra, que “interpelan” para poner remedio a la falta de agua en sus países. “Nos retan también, desde su miseria y límites, a que demos el valor que merece a este bien indispensable para el desarrollo de todos los pueblos”, ha añadido.
Hechos concretos
En un día como este, Francisco ha remarcado la importancia de “no dejar a nadie atrás”, lo que quiere decir “tomar conciencia de la necesidad de responder con hechos concretos”. Para ello puede ser importante, además, educar a las nuevas generaciones en el “uso y cuidado del agua”, una labor de concienciación “prioritaria en un mundo en el que todo es descartable y despreciado” pero, sobre todo, que “no estima en muchos casos la importancia de los recursos que tenemos a nuestro alcance”.
Francisco ha recordado el eje central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la necesidad de tomarlos en serio, ya que cada día son más las regiones afectadas por la sequía y más las personas que sufren por no tener acceso a una fuente de agua apropiada para el consumo. “No dejar a nadie atrás significa comprometernos para acabar con esta injusticia”, ha afirmado, ya que “el acceso a este bien es un derecho humano fundamental, que debe respetarse pues está en juego la vida de las personas y su misma dignidad”.
Asimismo, el Papa ha señalado la necesidad de trabajar de manera conjunta para paliar esta realidad. “Esto será posible si se unen esfuerzos en la búsqueda del bien común, donde el otro con rostro concreto, tome protagonismo y se coloque en el centro del debate y de las iniciativas”, ha dicho.