“Continuar siendo silenciosos constructores de solidaridad y esperanza con aquellos preciosos gestos de servicio que alivian la condición de cuantos sufren a causa de la enfermedad, la discapacidad, la soledad y la pobreza”. Este es el mensaje que el papa Francisco ha transmitido, por carta, a los miembros de la Hospitalidad Murciana de Nuestra Señora de Lourdes, a quienes les ha agradecido el óbolo del Año Jubilar Hospitalario.
El pasado 27 de febrero, una representación de la Hospitalidad de Lourdes, encabezada por el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, participó en la audiencia general en la plaza de San Pedro. Al término de la celebración, el presidente de la Hospitalidad, Joaquín Martínez, le entregó al Santo Padre el óbolo del Año Jubilar Hospitalario –que se celebró en la diócesis del 11 de diciembre de 2017 al 11 de diciembre de 2018–. Pero lo que nunca podrían esperar es que el Papa les agradeciera la labor por medio de una misiva. “Ha sido una auténtica sorpresa”, ha explicado Martínez. Y ha añadido: “Es una verdadera catequesis con una bendición para todos los enfermos y voluntarios y va firmada por él y con su sello pontificio. Este año jubilar ha sido un regalo del Señor y no se puede decir nada más, tan solo dar las gracias por todo lo recibido”.
“Le agradezco a usted y a todos aquellos que cotidianamente viven como artesanos del bien común, la maravillosa labor que realizan desde la Hospitalidad Murciana de Nuestra Señora de Lourdes”, ha señalado el Papa, para, a renglón seguido, recordar que “solo cuando crece la solidaridad entre las personas, el mundo se vuelve mejor”.
“El mensaje de Jesús es incómodo”
Francisco ha recalcado que “no debemos olvidar nunca que las obras de misericordia, como las que realizan desde la Hospitalidad, nos llevan a imitar a Jesús más de cerca y nos salvaguardan del egoísmo, que es la raíz de la cultura del descarte que prevalece en la difusa mentalidad de la indiferencia. En ocasiones, las obras de misericordia pueden incomodarnos, pero sabemos que Nuestro Señor también ha sufrido incomodidades por nosotros: ha aceptado la cruz y así nos ha hecho partícipes de su infinita misericordia. El mensaje de Jesús es incómodo y nos incomoda porque desafía todo poder mundano y mueve las conciencias”.
Por último, Jorge Mario Bergoglio, “como signo de gratitud por el generoso donativo que ha destinado a los pobres, les bendigo de todo corazón a usted y a todos los integrantes y voluntarios de la Hospitalidad”. Y, antes de despedirte, ha confiado a “la Santísima Virgen de Lourdes sus caminos”, sin olvidar una última petición: “Les ruego que no dejen de rezar por mí”.