“En la vida no todo se resuelve con la justicia, es necesario el amor, por eso Jesús introduce en las relaciones humanas la fuerza del perdón, para que podamos amar ‘más allá de lo necesario’ y no permitir a la venganza del mal propagarse hasta asfixiar al mundo entero”. De esta manera se ha expresado el papa Francisco durante la audiencia general celebrada esta mañana –24 de abril– bajo la lluvia que empapaba la plaza de San Pedro. Asimismo, ha añadido que “Jesús sustituye ‘la ley del talión’ con la ley del amor: Lo que Dios ha hecho por nosotros, nosotros lo hacemos por nuestro prójimo”.
Jorge Mario Bergoglio ha continuado con su catequesis sobre el Padrenuestro, deteniéndose, en esta ocasión, en la quinta petición: “Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Y es que “Dios ama infinitamente a cada uno de nosotros. Dependemos totalmente de Él, de quien recibimos todo, la vida del cuerpo y la de la gracia. Y porque sabemos que nos ama, tenemos también la seguridad de que nos perdona, pues somos pecadores y con necesidad de pedirle siempre perdón”.
En el mismo sentido, ha señalado que “de este perdón de Dios nace, necesariamente, el perdón que debemos a nuestro prójimo: Y Dios que es bueno, nos invita a ser buenos con los demás. Porque “si ‘amor con amor se paga’, también el perdón que recibimos del Señor nos compromete a perdonar a los demás, porque si no nos esforzamos en perdonar, no seremos perdonados; y si no nos esforzamos en amar, tampoco seremos amados”, ha recalcado.
Perdonar para ser perdonado
Entonces, Francisco ha improvisado para advertir que, “a veces, he oído a la gente decir: ¡Nunca perdonaré a esa persona! Lo que me hicieron nunca lo perdonaré. Pero si tú no perdonas, Dios no te perdonará”, ya que “el perdón llama al perdón”. Y ha incidido en que “por mucho que nos comprometamos a vivir de acuerdo con las enseñanzas cristianas, en nuestras vidas siempre habrá algo por lo que pedir perdón”. Además, ha señalado que “nada en los evangelios sugiere que Dios no perdona los pecados de aquellos que están bien dispuestos y pide que se los vuelva a abrazar”.
En su catequesis, el Papa ha recordado que es el propio hombre el que está en deuda con Dios. “En la Iglesia no hay hombres ‘auto-constituidos’, hombres que se hayan hecho a sí mismos. Todos estamos en deuda con Dios y con muchas personas que nos han dado condiciones de vida favorables. Nuestra identidad se construye a partir del bien recibido”, ha afirmado. Por ello, “Dios le da a cada cristiano la gracia de escribir una historia de bien en la vida de sus hermanos, especialmente aquellos que han hecho algo desagradable e incorrecto. Con una palabra, un abrazo, una sonrisa, podemos transmitir a los demás lo más precioso que hemos recibido: el perdón”.
Antes de finalizar su alocución, dirigiéndose a los peregrinos españoles, ha lanzado un saludo a los alumnos del Seminario Menor de Tui-Vigo, en su 60 aniversario de fundación, acompañados por su obispo, Luis Quinteiro Fiuza. Por último, ha pedido al Señor que “nos dé la gracia de saber escribir una historia de bien en la vida de nuestros hermanos y de transmitirles con gestos de ternura la experiencia del perdón gratuito que Él nos ha dado”.