Macedonia, un ejemplo de acogida a migrantes y refugiados para el Papa

El Papa Francisco, con un grupo de sacerdotes legionarios

El Papa ha centrado la catequesis de la audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro a su reciente viaje a Bulgaria y Macedonia. Sobre su primera parada, Francisco ha señalado haberse guiado “por la memoria viva de san Juan XXIII” para invitar a los búlgaros a “caminar por el camino de la fraternidad” y a convertirse en “evangelizadores apasionados y creativos” en una Europa “donde las antiguas raíces cristianas se han secado nuevamente”.

En este sentido, ha destacado el encuentro con el patriarca ortodoxo para reivindicar que “nuestra vocación y misión es ser un signo e instrumento de unidad” para anteponer “lo que nos une frente a lo que nos ha dividido o nos sigue dividiendo”.

Abrir horizontes

Sobre su breve estancia en Macedonia del Norte, el Papa ha subrayado que en esta ocasión santa Teresa de Calcuta ha sido su referente, en tanto que nació en 1910 en Skopje. Francisco ha presentado a la pequeña comunicada católica del país como “un hogar acogedor donde muchos encuentran un descanso para su vida”. Al joven país creado en 1991, le ha invitado a “abrirse a amplios horizontes sin perder sus raíces”.

Con mi visita quise alentar, sobre todo, su capacidad tradicional de albergar diferentes afiliaciones étnicas y religiosas; así como su compromiso de acoger y ayudar a un gran número de migrantes y refugiados durante el período crítico de 2015 y 2016”, subrayó. 

Como balance de esta peregrinación, el Papa se ha referido a la eucaristía de despedida celebrada en Macendonia, “una periferia de la Europa de hoy”, para recordar “el milagro de Dios que con unos pocos panes y pescados, rotos y compartidos, satisface el hambre de las multitudes”.

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