Hoy en día no resulta raro encontrarse con personas que defienden sin rebozo que Jesús y la Magdalena mantuvieron relaciones sexuales. El fundamento para semejante sospecha –porque no suele pasar de sospecha– lo encontramos sobre todo en textos apócrifos. Y no es que haya que considerar a los apócrifos como “falsos” en contraposición a los canónicos, que serían “verdaderos”. Sencillamente, los textos apócrifos –especialmente los de tipo gnóstico– respondían a una determinada teología y servían a sus intereses (como los canónicos a los suyos, por otra parte).
Probablemente, el texto que más ha influido en la idea de una relación sentimental entre Jesús y María Magdalena pertenece al Evangelio de Felipe, un texto no anterior al siglo II, y con mucha probabilidad del III:
“La Sabiduría es llamada ‘la estéril’. Ella es la madre del ángel. Y la compañera del Salvador es María Magdalena. A esta, el Salvador la amaba más que a todos los discípulos y la besaba en la boca muchas veces. El resto de discípulos le dijeron: ‘¿Por qué la amas más que a todos nosotros?’ El Salvador respondió diciéndoles: ‘¿Por qué no os amo como a ella? En la oscuridad, un ciego y alguien que no ve no son diferentes uno de otro; pero, en cuanto llega la luz, el que ve verá la luz y el que está ciego continuará en la oscuridad’” (nn. 55-56).
Por lo que conocemos de los sistemas gnósticos –ciertamente complicados–, es evidente que este famoso beso no puede ser entendido en clave erótica, sino discipular (por más que Dan Brown, el de ‘El Código Da Vinci’, y otros autores se empeñen en ello). No hay que olvidar que el beso no siempre ha tenido ese sentido “romántico”: recuérdese el beso de Judas que el Giotto pinta en la boca en la capilla de los Scrovegni, o el también célebre entre Breznev y Honecker en 1979.
En realidad, estaríamos ante una disputa de “discípulos preferidos” de Jesús, es decir, personajes neotestamentarios esgrimidos como líderes de distintas comunidades o movimientos cristianos posteriores: María Magdalena contra el discípulo amado (comunidad joánica) y contra Pedro (Gran Iglesia).