Hace un mes, el papa Francisco nos sorprendía con una convocatoria dirigida a jóvenes economistas para invitarnos a “un evento que permita encontrar a quienes hoy se están formando y están empezando a estudiar y practicar una economía diferente, la que hace vivir y no mata, que incluye y no excluye, que humaniza y no deshumaniza, que cuida la creación y no la depreda”.
El evento será en la ciudad de Asís, otro guiño para el santo de los débiles y de la ecología integral, entre los días 26 y 28 de marzo de 2020. ‘Economy of Francesco’ supone una oportunidad magnífica para encontrarnos los que confiamos y queremos trabajar en una economía que pretende “corregir los modelos de crecimiento que son incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente, la acogida de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras”, es decir, poner en el centro de la economía a la persona. Además, servirá para que a los que principalmente nos llama, los jóvenes, podamos ver fuera de nuestras universidades (a veces algo inclinadas hacia el lado contrario) a personas que trabajan por este tipo de economía a nivel mundial.
Ahora veamos lo que tenemos más cerca…
Las personas y la vida
En España, desde hace bastantes años, hay personas que hacen un gran trabajo apostando por esa economía que entienden que es la necesaria y válida para avanzar como sociedad, una economía social y solidaria.
“La Economía Solidaria es un enfoque de la actividad económica que tiene en cuenta a las personas, el medio ambiente y el desarrollo sostenible y sustentable como referencia prioritaria por encima de otros intereses”. Poco a poco intenta salir de la “marginalidad” a la que se ve abocada con el actual sistema, pero es un tipo de economía que ha resistido mucho mejor a la crisis que el resto, lo que llamaríamos economía “convencional”. No es un reducto de la sociedad, no son 4 ‘hippies’ románticos, si no el único futuro posible para una economía que está machacando a una gran parte de la sociedad, casualmente, la más débil. Una necesidad como sociedad global que empieza por lo local y por atender a nuestro entorno más cercano.
En el centro de la actividad económica
En base a este posicionamiento, objetivos y valores, existe una Carta de Principios de la Economía Solidaria, por la que cualquier iniciativa debe de respetar la equidad, el trabajo, la sostenibilidad ambiental, la cooperación, no lucratividad y el compromiso con el entorno.
Para coordinar este trabajo existe REAS, la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria, pues la creación de redes de cooperación es lo que va construyendo ese cambio de “relato” y de economía. Forman parte más de 500 entidades de diversos sectores y territorios. Comercio justo, consumo responsable, soberanía alimentaria o democratización de empresas a través de herramientas como balance y auditoría social, políticas públicas, finanzas y banca éticas, mercado social…
Sobre la necesidad de introducir estas opciones en nuestras universidades, surgen varias iniciativas como la de REAS Madrid y su posgrado de ‘Experto en Gestión y Promoción de Empresas de Economía Social y Solidaria’, impartido en la Universidad Complutense de Madrid, y que en el curso 2019/2020 afronta su cuarta edición. Una formación que dota de capacidades y herramientas para impulsar y trabajar por esta economía que lucha por ser una alternativa real al capitalismo feroz.
Otra economía sí es posible, “mientras nuestro sistema económico y social produzca una sola víctima y haya una sola persona descartada, no habrá una fiesta de fraternidad universal”.