A la hora de encarnar el modo en que un cristiano ha de acompañar a quienes, en el Amazonía, se ven tantas veces abajados por intereses económicos que se consideran “superiores” a quienes viven y trabajan en su tierra, el ‘Instrumentum laboris’ de la Asamblea Especial para la Región Panamazónica del Sínodo de los obispos, que se celebrará del 6 al 27 de octubre en Roma, y que se ha presentado en la mañana de este lunes 17 de junio, pone como ejemplo a seguir a Dorothy Stang.
Dorothy Stang, nacida en 1931 en Ohio (Estados Unidos), fue una misionera que pasó cuatro décadas en Brasil. Fue tal su pasión por ser una más con su pueblo, que esta religiosa de las Hermanas de Nuestra Señora de Namur decidió incluso nacionalizarse brasileña.
Asociación de desarrollo sostenible
En el Estado de Pará, su labor de defensa de los derechos humanos y sociales de las comunidades indígenas a las que acompañaba tuvo un fuerte eco gracias a su especial apoyo a los pequeños agricultores, a los que involucró en el Proyecto de Desarrollo Sostenible Esperanza. Desde esta institución, los trabajadores pudieron hacer frente a los macroproyectos que pretendían acumular cada vez más porciones de tierra. Una labor, claro, que se tradujo en numerosas amenazas contra la hermana Dorothy.
Hasta que un día se cumplieron los peores presagios… El 12 de febrero de 2005, estando de visita en el municipio de Anapu, donde había acudido a formar a la comunidad local en su acción de empoderamiento, fue asesinada con seis tiros. Llevaba la biblia que leía mientras caminaba al encuentro de sus compañeros. La policía detuvo a los dos sospechosos del crimen, Clodoaldo Carlos Batista y Raifran das Naves Sales… Pero, hasta hoy, no se conoce quién ordenó a estos hombres su asesinato.
Teología India
El ‘Instrumentum laboris’, en su punto 145, no duda en citar a Dorothy Stang como “mártir”: “Ser Iglesia en la Amazonía de modo realista significa plantear proféticamente el problema del poder, porque en esta región la gente no tiene posibilidad de hacer valer sus derechos frente a grandes corporaciones económicas e instituciones políticas. Hoy en día, cuestionar el poder en la defensa del territorio y de los derechos humanos es arriesgar la vida, abriendo un camino de cruz y martirio. El número de mártires en la Amazonía es alarmante (solo en Brasil, entre 2003 y 2017, se registraron 1.119 indígenas asesinados por defender sus territorios). La Iglesia no puede ser indiferente; por el contrario, ha de apoyar a la protección de las/los defensores de derechos humanos, y hacer memoria de sus mártires, entre ellas mujeres y líderes, como la hermana Dorothy Stang”.
En el punto 113 se la vuelve a citar al alabar la “inculturación anhelada” en todo misionero en la Amazonía, destacando que estamos ante toda “una teología latinoamericana, en especial, de la Teología India”. En una lista de “santos y mártires” emerge, con toda la fuerza de su amor sin límites, Dorothy Stang.