Tribuna

Educar en la justicia es servir a los pobres

Compartir

Al crecer en el campo en la Irlanda de la posguerra, recibí innumerables bendiciones. Escuchaba hablar de pobreza y hambre, pero nunca las experimenté. Es más, mi tía Kate, siempre atenta a los vecinos pobres, me mandaba a menudo donde ellos para compartir nuestras primicias. Mirando atrás, defino esta actividad como un echar semillas de mi llamada a la vida religiosa. Cuando entré a formar parte de las Siervas Pobres de la Madre de Dios (smg), me tranquilizó que en el nombre de nuestra congregación estuviera la palabra “pobre”.

Un año después de mi llegada a Londres, era una de las numerosas novicias que el sábado por la noche iba a Battersea, a una casa deteriorada para preparar menestra, que después, a partir de las once de la noche, distribuíamos a los sin techo que dormían bajo los puentes de Londres o en las traseras de los hoteles. ¡Qué forma creativa de conocer esta famosa ciudad! Y qué forma tan profunda de empezar a vivir mi vida a partir de los valores evangélicos al servicio de los pobres. El interés por distribuir los bienes de este mundo a los otros me venía de forma natural de mis experiencias infantiles.

Prosiguiendo mi formación religiosa, me empapé de los valores de la venerable Madre Magdalen Taylor, según la cual el objetivo y el fin de la congregación eran santificar nuestra alma. Esto se hacía sirviendo a los pobres. ¿Quiénes son los pobres? ¿Pobre es un término social, económico o ambas cosas? Entre la población del Londres del siglo XX, ¿cuál es el porcentaje de pobres? ¿Cómo se hace pobre la gente? ¿Elige quedarse pobre? Estas eran las preguntas que me planteaba. Algunos son pobres porque no tienen educación, otros porque son extranjeros, otros porque son antisociales. No es erróneo afirmar que las personas reducidas a pedir limosna y privadas de cualquier recurso financiero y familiar son pobres.

Esperanza de futuro

El Nuevo Testamento Jesús muestra su preocupación por los pobres. Abraza a los que son expulsados a los márgenes de la sociedad. Solo por mencionar una cita: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mateo 25, 40). ¿Predicar la buena noticia a los pobres es un valor evangélico? Desde la prisión, Juan el Bautista mandó un mensaje a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” (Mateo 11, 2-3). En su respuesta Jesús indica a los discípulos que miren los signos cumplidos: “Los ciegos ven y los cojos andan […] y se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (Mateo 11, 5).

Comprometida durante muchos años como religiosa en la parroquia St. Patrick’s de Soho Square en Londres, he trabajado dos veces por semana junto a muchos voluntarios. Servíamos una comida caliente y sana a los sin techo. Por trágicas que fueran sus situaciones, siempre había esperanza por su futuro. Ver a Cristo en todos e ignorar las barreras que surgen en cada encuentro fue una lección concreta sobre vivir los valores evangélicos. No puedo olvidar que cada uno de nosotros tiene una madre en algún lugar y me doy cuenta de que un dolor de ese tipo, causado por la separación y la condición de total miseria, se tiene que emplear mucho tiempo antes de que desaparezca. A los pobres aquí no se les daba solo de comer, sino que se les ofrecía también oración y tiempo social.

un grupo de venezolanos esperan su turno para comer en un centro de voluntarios de brasil

Ser un buen samaritano y mostrar la humanidad compasiva es la forma principal de vivir el misterio de la Encarnación. Esta dedicación sostiene la espiritualidad de las Siervas Pobres de la Madre de Dios. En Eastern Hospitals and English Nurses leemos el famoso dicho de Madre Magdalen Taylor: “Tenemos un solo Señor, un solo fin y un solo Patrón” (Una volontaria [Frances Taylor], Eastern Hospitals and English Nurses, 3º edición, J. Billing, ed. Londres, 1857, p. 356).

Actualmente trabajo en la capellanía católica romana para el personal y los estudiantes de la University College de Londres y de la Brunel University. ¿Sigo ayudando a los pobres? Creo que sí, pero desde una perspectiva diferente. Las tensiones pueden disminuir a las personas. Prepararme para ayudar a los estudiantes a vencer sus miedos, inseguridades, a saber que Dios les ha creado con un objetivo preciso y reforzarles en su fe como seres humanos extraordinarios es servir a los pobres en la forma del siglo XXI.

Descargar suplemento Donne Chiesa Mondo completo (PDF)

Lea más: