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Sosegarse en un mundo sin sosiego


Esta obra de Francesc Torralba (Plataforma Editorial, 2009) es recensionada por José Ramón Amor Pan.

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Sosegarse en un mundo sin sosiego. Cartas a una mujer acelerada

Autor: Francesc Torralba

Edita: Plataforma Editorial

Ciudad: Barcelona

Páginas: 256


(José Ramón Amor Pan) Francesc Torralba es un virtuoso de las humanidades que, con maestría admirable, toca casi todos los temas, asuntos y problemas que interesan –o deberían interesar– al hombre de hoy. Nos ofrece ahora un libro a caballo entre las típicas obras de autoayuda (que tanto abundan en las librerías) y la reflexión sapiencial: el lector juzgará si la balanza se inclina hacia uno u otro lado. Se aparta, ciertamente, de aquello a lo que nos tenía acostumbrados, libros de mayor densidad filosófica, teológica y ética, como, por ejemplo, sus renombradas Antropología del Cuidar y Ética del Cuidar, ambas publicadas hace unos años por el Instituto Borja de Bioética de Barcelona.

Llama la atención, aparte del género literario, que nuestro autor no haya considerado oportuno señalar en un prólogo o introducción cuáles eran los objetivos y los límites de su obra. ¿Por qué Cartas a una mujer acelerada, y no otro subtítulo? No es suficiente con lo que se pueda decir en la contraportada, aparte de que, en este caso, lo que en ella se dice no se corresponde del todo con lo que luego encuentra uno en el interior. Tampoco se justifican ni los temas elegidos, ni la división en partes y capítulos, con lo cual uno no sabe bien a qué obedecen. Hubiera venido bien esa carta de navegación en forma de introducción.

Salvo eso, el libro resulta interesante. Vivimos en una sociedad cada vez más estresada, con lo que toda invitación bien formulada –y ésta lo está– ha de ser bienvenida. Afirmaciones como “la continencia verbal constituye un imperativo de primer orden para alcanzar el sosiego del alma”, “para atisbar una mínima felicidad, debes superar la tendencia a comparar”, “el camino hacia la sabiduría es dialógico”, “las heridas escuecen y no son fáciles de conllevar”… tienen una enjundia bien sabrosa.

Paradójico o ambiguo

Aunque nuestro autor resulta paradójico o ambiguo en ciertas expresiones, como cuando dice que “la oración es un diálogo entre tú y el maestro interior” o que “no es insensato pensar que, si sientes el deseo de trascender el límite, es porque lo infinito ha sellado tu ser. Pero podría ser un desorden de la naturaleza viva”. Sorprende también el gran uso de la expresión “Gran Teatro del Mundo” y, al menos a mí, no me queda del todo claro qué quiere decir.

En resumen, da la sensación como si el libro no hubiese sido suficientemente madurado, como si el autor hubiese incurrido, precisamente, en esa falta de sosiego que viene a denunciar (y a tratar de remediar) con estas páginas.

En el nº 2.684 de Vida Nueva.

Actualizado
20/11/2009 | 08:03
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