Los dicasterios de la Curia romana tienen que contener el gasto. Ese es el principal mensaje que trasmitió el coordinador del Consejo para la Economía, el cardenal alemán Reinhard Marx, en la reunión que mantuvo el 20 de septiembre en Roma con los responsables de los ‘ministerios’ vaticanos y del resto de instituciones ligadas a la Sede Apostólica. El arzobispo de Múnich y presidente del Episcopado germano explicó la difícil situación en que se encuentran las cuentas de la Santa Sede, con un descubierto que se duplicó en 2018 hasta alcanzar los 70 millones de euros en unos presupuestos de unos 300.
Marx informó en el encuentro del “déficit estructural” que sufre el Vaticano, animando a recortar los gastos superfluos y a poner en marcha medidas a corto y largo plazo para superar la crisis. El escenario “no es catastrófico”, tranquilizan fuentes eclesiales, pero es necesario actuar cuanto antes para evitar que la situación financiera siga deteriorándose.
En conocimiento de todos los dicasterios
El plan de ajuste al que se tendrán que someter los dicasterios ha sido pedido por el propio papa Francisco. En una carta del pasado mayo al cardenal Marx, cuyo contenido fue desvelado por el diario estadounidense The Wall Street Journal, le invitó a estudiar “todas las medidas que considere necesarias para salvaguardar el futuro económico de la Santa Sede y para asegurar que se pongan en marcha lo antes posible”.
El Pontífice le animó, además, a “informar a los respectivos responsables” de los dicasterios vaticanos de la “gravedad de la situación” para que pudieran encontrar de inmediato los remedios posibles. Marx y Bergoglio hablaron sobre este problema la semana pasada en Roma, a donde acudió el arzobispo de Múnich para participar en una nueva ronda de trabajo del Consejo de cardenales, el grupo de purpurados que ayudan al Papa en la reforma de la Curia romana y en el gobierno de la Iglesia.