La generalización de la venta a distancia tiene un componente medioambiental del que pocas veces se habla. Lo entenderemos fácilmente con un ejemplo que le pongo a mis alumnos al principio de curso. Se trata de cómo comprar el manual de economía. Muchos de los alumnos optan por, sin salir de clase siquiera, comprarlo vía internet desde sus teléfonos móviles, para que les llegue al cabo de uno o dos días a sus hogares.
Esto les permite realizar la compra con un esfuerzo mínimo. Les llega a casa en un breve espacio de tiempo y no tienen que entretenerse yendo a la tienda a por él. Hasta aquí todo correcto, parece que las ventajas son imbatibles. Pero es conveniente ver la alternativa a esta manera de comprar y analizar sus consecuencias ecológicas.
Junto a mi Universidad existe una tienda de libros frente a la que muchos pasan cuando realizan el trayecto entre la parada de metro y la entrada de su centro de estudios. Si no lo hacen la distancia se cubre en dos minutos andando (unos 80 metros aproximadamente). Esto supone que para acceder al libro en cuestión solamente tienen que parar en su camino habitual o en su defecto, andar algo más de cien metros (entre ida y vuelta).
Normalmente el librero recibe una caja con una gran cantidad de libros para vender, lo que supone que el transportista utiliza un solo viaje y un solo embalaje para una gran cantidad de libros (con frecuencia recibe varias cajas). Los alumnos no deben hacer un viaje para comprar allí por la cercanía. Esto supone que la compra de varios alumnos solo tiene un impacto ambiental añadido de un viaje del transportista y de un embalaje (o más si el número de libros vendido es muy elevado)
Si esos, pongamos, veinte alumnos compran los libros por internet se producen 20 viajes a sus respectivas casas y veinte embalajes individuales para cada libro. Esto no solamente trae problemas de incremento de circulación en las calles de nuestras ciudades, sino que supone un consumo de recursos superior para vender el mismo número de libros. ¿Cuál de los dos modelos es más ecológico? ¿Cuál supone menos desgaste para el medioambiente? Parece (y salvo que alguien demuestre lo contrario) que el sistema de distribución tradicional es más respetuoso con el medio ambiente.