(Dolores Aleixandre, RSCJ)
“¿Miente mi amiga al no desmentir los rumores? ¿Está incurriendo en apropiación indebida de oraciones y malversación de gracias? Porque es como si una ONG destinara los donativos recibidos para perforar un pozo en poner aire acondicionado en su oficina”
Una persona muy cercana a mí tiene fastidiadas las cuerdas vocales pero, por avatares de la transmisión oral, su dolencia ha ido mutando hacia enfermedades gravísimas según las distintas fuentes: cáncer terminal, embolia súbita, caída de consecuencias irreversibles, Alzheimer galopante. Están rezando mucho por ella.
Cuando se lo cuento me contesta: – “Diles que sigan rezando por mí, que gracias a ello lo estoy llevando muy bien”. – “¡Pero si no te pasa nada de lo que dicen que te pasa!”. – “Ya, pero me siento tan arropada con la oración de la gente y me viene tan bien que recen por mí, que no quiero quedarme sin ello. Digo yo que a Dios qué más le da aplicar esas oraciones a otros aspectos de mi vida, aunque no sea para curarme de esas enfermedades que de momento no tengo”.
Su respuesta me despierta problemas de conciencia: ¿miente mi amiga al no desmentir los rumores? ¿Está incurriendo en apropiación indebida de oraciones y malversación de gracias? Porque es como si una ONG destinara los donativos recibidos para perforar un pozo en poner aire acondicionado en su oficina.
Voy a tener que consultar el manual de casos de moral del Padre Regatillo.