Teresa García, responsable de Difusión de la HOAC
Responsable de Difusión de la HOAC

‘Evangelii gaudium’: seis años de alegría y de Evangelio


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El 24 de noviembre se cumplen seis años de la publicación de la exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’, ‘La alegría del Evangelio’, que fue el documento programático del pontificado del papa Francisco.

Fue, entonces, un texto que nos abría las ventanas al aire fresco del Espíritu, ayudándonos a descubrir la inmensa alegría de evangelizar que se nos invitaba a vivir a toda la Iglesia. Fue un espaldarazo a quienes llevábamos tiempo empeñados en hacer de la Iglesia casa de familia, hospital de campaña, lugar de los pobres y para los pobres, desde la humildad de ir construyendo procesos vitales en el acompañamiento a los hombres y mujeres, nuestras hermanas y hermanos, que habitan esta tierra, pese al riesgo de las heridas. Fue volver a poner en valor –como se suele decir– todo lo que el Espíritu nos alumbró como grandes intuiciones del Concilio Vaticano II. Fue el reconocimiento de que la presencia encarnada de los movimientos especializados de Acción Católica en las periferias del mundo y su manera de estar en él como Iglesia sigue teniendo aún más sentido y un valor evangélico.

Trajo una alegría misionera, una esperanza, que todavía sigue insuflando vientos de horizonte a la acción misionera de la Iglesia, consciente de la necesidad de su conversión continua para mejor poder descubrir y señalar la presencia del Resucitado en medio del mundo.

En definitiva, recordaba a toda la Iglesia lo que somos, y para quienes somos. Recordaba nuestra esencia y nuestra razón de ser.

El Papa Francisco, riéndose

Hoy, seis años después, tenemos que entonar una acción de gracias, por el don del pontificado de Francisco, sin duda, pero, sobre todo, porque si miramos la historia y el presente, descubriremos que el Espíritu sigue actuando a pesar de la sensación de invierno eclesial que se puede seguir sintiendo en algunas latitudes y momentos. Hay fuerzas –y la del Evangelio de Jesús es una de ellas– que nada detiene y que, cada cierto tiempo en la historia, se empeña en recordarnos a través del testimonio de tantas y tantos cristianos.

Solo unos días antes hemos traído a la memoria el testimonio martirial de nuestros hermanos jesuitas de El Salvador, y sus hermanas Elba y Celina. En su memoria podemos encontrar hechas vida las palabras del papa Francisco: “El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora. La comunidad evangelizadora gozosa siempre sabe ‘festejar’. Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización”. (EG 24)

Que cada una de las palabras propias cuyo hondo significado nos enseñó –primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar, en las periferias (EG 24)– se llenen nuevamente en estos días y en nuestra vida de profundo sentido evangelizador, de alegría, de fiesta, y de esperanza.

Porque eso necesitan de la Iglesia los empobrecidos del mundo obrero; eso esperan de la Iglesia, porque eso esperan de la ternura amorosa de Dios misericordia.