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Libertad religiosa y dignidad humana


Un libro de Julio L. Martínez (Universidad Pontificia Comillas/San Pablo, 2009). La recensión es de Diego Tolsada.

Libro-Libertad-Religiosa

 

Libertad religiosa y dignidad humana. Claves católicas de una gran conexión

Autor: Julio L. Martínez

Edita: Universidad Pontificia Comillas / San Pablo

Ciudad: Madrid

Páginas: 376


(Diego Tolsada) España tiene en el horizonte la reforma de la Ley de libertad religiosa, reforma que probablemente acentuará la dimensión laica (no necesariamente laicista) de nuestra sociedad. Por eso, son bienvenidos los estudios que ofrecen elementos sólidos de información y formación. El libro de Julio L. Martínez, profesor de Teología Moral y de Filosofía Social y Política en la Universidad Pontificia Comillas, es una muy buena aportación sobre el tema en estos momentos. Su intención es “dar las claves católicas contemporáneas de una gran conexión: la que se establece entre la libertad religiosa y la dignidad humana” (p. 22).

Los tres primeros capítulos recogen la historia del tema. El primero recorre las dos posiciones existentes antes del Vaticano II, posiciones que allí colisionaron. De un lado, la doctrina de la tolerancia (o de la “tesis-hipótesis”), que mantiene que de principio el derecho de la verdad debería impedir la libertad religiosa, pues la verdad no es opcional. El ideal sería que los Estados defendieran y cuidaran la verdadera religión, que es la católica. Pero, de hecho, hay que admitir la libertad religiosa como hipótesis, pues hay pluralidad de opciones. La otra teoría, que será la que se impondrá en el Concilio, defiende la superación de la tolerancia por la libertad, tal como la venía proponiendo desde hacía años el jesuita John C. Murray, auténtico exponente de la nueva doctrina.

El segundo capítulo expone los avatares de la Dignitatis humanae, su proceso de elaboración, su estructura, sus contenidos y su fundamento. El Concilio puso el fundamento, el substrato ontológico de la libertad religiosa en la dignidad humana, con la primacía de la libertad sobre la verdad. Siguen dos apartados que ofrecen las dimensiones bíblicas de la libertad religiosa y una visión de conjunto del pensamiento del P. Murray, que supuso un cambio de paradigma teológico.

El tercer capítulo recoge la doctrina de Juan Pablo II. Aunque las adquisiciones conciliares no se ponen en duda y quedan adquiridas, hay un cambio significativo: si Dignitatis humanae insistía en que sólo a través de la libertad podemos alcanzar la verdad, Juan Pablo II subraya que sólo se alcanza la libertad a través del reconocimiento y la obediencia a la verdad. Para nuestro autor, este cambio supone discrepancia de acentos, pero no de sustancia (p. 181).

Núcleo doctrinal

Siguen los capítulos de elaboración doctrinal. El capítulo cuarto estudia la dignidad humana desde una perspectiva explícitamente teológica. El humanismo cristiano se basa en la dignidad del ser humano, fundamentada, en primer lugar, en la teología creacional de la persona como imagen de Dios. Esta fundamentación permite reconciliar la autonomía de la persona con la vinculación con Dios (teonomía). La dignidad encuentra nuevo apoyo y refuerzo en el humanismo de la cruz, que permite dar respuesta radical al problema del mal. Este capítulo es, pues, el núcleo de la exposición y ofrece las tesis principales de la obra.

Siguen las consecuencias morales de la libertad religiosa, desde una visión personalista de las mismas: el imperativo ético tiene que asentarse sobre y se justifica desde el indicativo de la dignidad personal; los derechos humanos como consecuencia de esa dignidad, la solidaridad y los valores que de ello se desprenden y una reflexión sobre la dignidad humana en tiempos de globalización son temas particulares que aquí se abordan.

El último capítulo afronta los retos actuales que se le plantean a la libertad religiosa. El autor ha elegido dos: el pluralismo religioso, con el correspondiente diálogo interreligioso, y el tema de la inculturación, con especial atención crítica al pensamiento de Benedicto XVI en este punto; y el tema de la “justa” laicidad y el laicismo. Hay que subrayar la amplitud de miras y de planteamientos de estas páginas.

Como puede observarse, he aquí un amplio panorama del tema, que hace de este libro un elemento muy importante y valioso para entender mejor nuestra situación actual.

¿Se podría, sin embargo, llegar más lejos en los planteamientos? Aunque no es tarea fácil, creemos que sí. Poner la dignidad humana como fundamento de la libertad religiosa no es una opción inocente, sino que está cargada de tomas de posturas previas y de consecuencias. La principal es excluir que ese fundamento pueda ser la conciencia personal. “La conciencia subjetiva no es un fundamento adecuado de la libertad religiosa, para una doctrina que quiera evitar el subjetivismo en moral y religión” (p. 260). El motivo del rechazo es claro: el riesgo del relativismo y del subjetivismo. El fundamento debe ser objetivo y universal, y eso hace que se afirme una verdad al abrigo de las opciones individuales de la conciencia, es decir, el iusnaturalismo. Creemos que esta postura deja la obra más acá de la Modernidad, con la que no acabamos de entrar seriamente en diálogo.

La alternativa al relativismo no es sólo una fundamentación ontológica o metafísica, en cuyo fondo se encontraría una Revelación-Verdad depositada en manos de la Iglesia (la Creación y la Cruz como bases de la dignidad son opciones confesionales que no tienen por qué ser compartidas por otros credos u opciones humanistas no religiosas). Las actuales filosofías dialógicas y de la teoría de la comunicación plantean un concepto de verdad como construcción social que, siendo relativa, no es relativista. No es lo mismo relatividad que relativismo, como no es lo mismo fundamentalidad que fundamentalismo, ni subjetividad que subjetivismo, ni laicidad que laicismo. Este camino no se ha explorado, y es lo que hace que la obra, ofreciendo muy importantes avances sobre la dignidad y la libertad religiosa, se quede en un ámbito confesional católico, sin  haber analizado, a nuestro modo de ver, otras posibilidades, articuladas en torno a la conciencia moral como fundamento de la dignidad humana, que pueden ser compartidas por otras opciones religiosas y humanistas.

En el nº 2.686 de Vida Nueva.

Actualizado
04/12/2009 | 08:32
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