Las hermanas
El 25 de noviembre es el día elegido por la ONU como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en recuerdo del asesinado, en 1960 de 3 hermanas de la República Dominicana. Patria, Minerva y María Teresa Mirabal perdieron la vida, tras una emboscada, por su oposición a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Ese día, el jeep en el que viajaban fue interceptado en el puente de Marapica tras dejar atrás Puerto de Plata camino de Salcedo (al norte del país); fueron trasladadas a La Cumbre donde fueron apaleadas y posteriormente introducidas de nuevo en el coche para simular un accidente de tráfico.
Este asesinato produjo un efecto protesta que no habían previsto las autoridades dominicanas. Dicen que estas muertes fueron el principio del fin de la desgracia que acabó con el gobierno de Trujillo, que fue asesinado en mayo de 1961, solo unos meses después que las hermanas Mirabal que comenzaron a ser una referencia por sus valores de resistencia al dictador. De hecho, su sepultura en Ojo de Agua, en Salcedo, es hoy un museo en homenaje a su lucha política.
El movimiento feminista latinoamericano enseguida se fijó en este ejemplo como testimonio y en 1981 comenzaron a vincular su asesinato con los efectos de la violencia como la mujer en un encuentro en Bogotá. “Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”, había dicho Minerva –la más combativa políticamente junto a María Teresa–. Y así fue, murieron teniendo entre 26 y 36 años y 5 hijos en total. Para muchos son recordadas como las “mariposas” y su casa sigue siendo visitada por muchos el 25 de noviembre.
La jornada
La ONU consolidó en 1999 esta jornada reivindicativa para sensibilizar sobre la violencia que mujeres y niñas sufren especialmente por su condición femenina. Dar visibilidad para acabar con el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas. Los datos justifican la necesidad de esta jornada por encima de disquisiciones ideológicas y ‘fake news’ interesadas.
En todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, fundamentalmente por parte de su pareja. “Casi 750 millones de mujeres y niñas que viven hoy en día se casaron antes de cumplir 18 años, mientras que al menos 200 millones de ellas se han visto sometidas a la mutilación genital femenina”, se lee en los materiales difundidos con motivo de esta jornada. Frente a lo que se dice por ahí, “una de cada 2 de mujeres asesinadas en 2017 fue asesinada por su compañero sentimental o un miembro de su familia”; cuando “en el caso de los hombres, estas circunstancias únicamente se dieron en uno de cada 20 hombres asesinados”. El 71% de las víctimas de la trata en todo el mundo son mujeres y niñas.
La Iglesia
Ayer que se cumplían 6 años de la publicación de ‘Evangelii gaudium’ nos damos cuenta de que la sensibilidad eclesial en esta cuestión debe ser todavía mayor. Luchar por la dignidad de la persona es ver más allá de quien se encuentra en la última etapa de su vida o en el no nacido, es afrontar esta lacra de nuestro tiempo. Los retos de la generación que lucha por la igualdad deben ser también los retos de la Iglesia.
“Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente”, escribía entonces Francisco queriendo hacer algo más que aquilatar el sacerdocio masculino.
Está bien felicitarse en un día como hoy por las instituciones que, desde motivaciones cristianas, acogen a las mujeres víctimas del maltrato o de la trata de personas… pero la teología no estará completa si no cala en todo el pueblo de Dios –y más si este contribuye a desenfocar el objetivo en las víctimas e intoxicar con argumentos de primero de silogismo–.