"'Cachito' fue un maestro y un amigo. Fue conocido como una persona buena, amable, recto, sonriente y humano. Se le estimó por su capacidad de diálogo, favorable siempre al encuentro más que a las confrontaciones, ecléctico, sintetizador, recolector de todo pensamiento que sirviera para aunar y concordar posiciones. A Scannone se le supo siempre a mano. Fue, por cierto, un jesuita amante de la Iglesia, fiel a la jerarquía y al 'pueblo santo de Dios'".