“La casa está en llamas”. Es la expresión que ha popularizado la joven Greta Thunberg. Expresión que le vale al director ejecutivo del Movimiento Católico Mundial por el Clima (MCMC), Tomás Insúa, para extrapolarla a una perspectiva católica.
“La Casa común está en llamas, y mientras algunos intentamos echar agua, otros están echando combustible”, denunció el 5 de diciembre durante su intervención en el foro climático de la Fundación Pablo VI. “Las discusiones políticas se retrasan cada vez más, pero no podemos perder más tiempo. Laudato si’ nos muestra que la lucha por la justicia climática no solo es posible sino también urgente”, explica Insúa en conversación con ‘Vida Nueva’.
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Para Insúa, quien llevó a Greta Thunberg al Vaticano a una audiencia con el Papa, “la crisis climática debería haberse resuelto hace muchas décadas”.
Los católicos pueden abanderar esta lucha por el planeta, porque, “como católicos, compartimos los valores de proteger a todos los seres vivos, especialmente a los más vulnerables. A medida que el planeta se calienta, aumentan los riesgos de temperaturas extremas, hambre y enfermedad. Abordar la crisis climática es una forma importante de proteger a todo el pueblo de Dios, sobre todo a los pobres y a los más jóvenes”.
Preguntado sobre la conversión ecológica de obispos y sacerdotes, el laico argentino se muestra esperanzado. “Los sacerdotes ven cada vez más la conversión ecológica como una parte esencial de su mensaje hacia los fieles. Ya sea que apoyen la celebración del Tiempo de la Creación, o que resalten la importancia del cuidado de la creación en las homilías semanales, los sacerdotes están trabajando en la difusión de esta lucha por el cuidado de la Casa común”.
