José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Me doy por resucitado


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JUEVES. Editorial San Pablo. Desayuno informativo. Llueven novedades editoriales. De las que empapan y calan sin entorpecer el paso. De las que humedecen tierra de siembra. Voces de mujeres que miran a otras mujeres que humanizaron las Sagradas Escrituras. Para seguir la pista. Próximamente, en sus librerías.



DOMINGO. Cuando en el silencio me tomo demasiado en serio a Dios, en realidad me busco a mí mismo y no a Él. Ni frase hecha ni recurso poético. Realidad que sepulta. Después de comulgar. De rodillas. Ojos cerrados. Mis cuitas y enredos esperan veredicto. Pestañas abiertas. A un palmo, un bebé en los hombros de sus padres. Una carcajada en mi cara. Dios se ríe. Conmigo. Y, cariñosamente, de mí. Hace bien.

LUNES. Por no saber decir “no”, uno acaba a primera hora de la mañana en una pista forestal abulense. Unos cuantos grados bajo cero. Fin de la calzada. Una señal: “Excepto vehículos autorizados”. Carezco de sentido arácnido, pero freno. Me echo a un lado. Un pequeño descampado. Fin de la aventura. Le mando un mensaje a la contraparte que me había convocado, que parece no arrancar por la falta de cobertura.

En ese momento, un ruido de fondo. Miro a los lados. Por el retrovisor. Convencido de que es un tractor. No. Cuando recobro la mirada de frente, un helicóptero. A diez metros. Durante un minuto, se detiene frente a mi coche. No aterriza. Ni baja el señor de Tulipán. Tampoco la Guardia Civil. Se marcha. Y me quedo como el que esperaba la segunda venida. Menos mal que ya me doy por resucitado.

MARTES. Cuando la realidad no se adecúa a tus postulados, acribilla al mensajero. Desmiéntele. Da igual que lleve décadas de trabajo a sus espaldas. La valía de un periodista se quiebra con un tuit gratuito que le deslegitima. Máxima de las redes sociales, que no entiende de misericordia de quienes abanderan solo esa verdad que les tranquiliza. Contra los periodistas y medios que tan solo buscan traducir unos hechos. En el crucigrama epistolar de Sarah, reconocer la profesionalidad ha quedado en un segundo plano. O en un tercero.

MIÉRCOLES. A Fernando el debate del celibato le enerva de buena mañana. “Si es una aberración para los pueblos amazónicos, también lo será el rito oriental. Pero no veo a nadie que cuestione esto. ¿Por qué este doble rasero?”. Y habla sin café…

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