El cardenal José Tolentino de Mendonça ha celebrado la festividad de santo Tomás de Aquino en el convento de san Esteban de los Dominicos de Salamanca donde ha presidido la eucaristía. El actual Archivero del Archivo Apostólico Vaticano y Bibliotecario de la Biblioteca Apostólica Vaticana ha desgranado dentro de las ‘Conversaciones de San Esteban’ las características que tiene que tener la espiritualidad del futuro.
El prelado portugués hizo una llamada a ir “contracorriente” y al contemplar las divisiones sociales reclamó “resolver la herida del pasado”. Trazando un retrato de la sociedad actual marcada por la inmediatez en la que “estamos más conectados que nunca pero que no estamos más unidos, por eso uno de los indicadores que crece es la sociedad”; Tolentino de Mendonça trazó cinco líneas sobre una espiritualidad del futuro que pueda combatir las “nubes de incertidumbre” que se divisan en el horizonte.
La fuerza de la relación
Así, apeló por “una espiritualidad que parte de una experiencia de relación con Dios” redescubriendo la relación filial de Jesús con el Padre. Para Tolentino de Mendonça, “el cristianismo tiene que escuchar hoy el sentimiento de orfandad, el vacío de paternidad de la cultura moderna” y, por ello, reivindicó que “la figura del padre necesita ser recuperada también en el campo de la espiritualidad”.
También invitó a “reconstruir la gramática de lo humano, frente a la intelectualización de la fe que se convierte en un admirable castillo de distracciones”. Para el purpurado, una experiencia cotidiana, solidaria e integradora que encarna lo religioso en nuestra vida es lo característico de la espiritualidad cristiana. Hay que “volver a aprender a mirarnos a nosotros mismos como profecía de ese amor incondicional descrito en los evangelios”, señaló. En este sentido afirmó que “la totalidad de lo que somos es gramática de Dios”.
La fraternidad y el encuentro
El tercer aspecto es construir “una espiritualidad que piensa en lo sagrado como rasgo de unión en lugar que de separación”. Por ello reclamó la visión integral de la realidad en la que todo está interconectado que Francisco presenta en Laudato si’. “Frente el antropocentrismo despótico que señala el papa Francisco hay que recuperar que nuestra existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales que están íntimamente ligadas: con Dios, con el prójimo y con la tierra”. Para el bibliotecario papal, al defender una ecología integral de atención a los más prójimos o el compromiso para construir la justicia se hace avanzar la Doctrina Social de la Iglesia.
Reivindicó, además, “una espiritualidad que se expresa en una cultura de fraternidad y de encuentro con los demás”. Para lo que pidió asumir la cultura del diálogo como camino, fomentar la colaboración de unos con otros como conducta y asumir el conocimiento recíproco como método y criterio. “La humanidad siempre necesita ser abrazada, pero con más razón cuando está herida y se siente leprosa por el estigma sin saber cómo reconstruirse”, reclamó.
Finalmente, pidió promover “una espiritualidad que muestra el poder santo del corazón”. Algo que marca el hecho de que los cristianos vuelven a la condición de ‘pequeño rebaño’ para ser un enigma y una sorpresa para la sociedad y el paso por un debilitamiento de la parte institucional que debe ser vista como una oportunidad para ser una fuerza más auténtica en medio del mundo. Para ello, reclamó “recuperar el poder santo del corazón, una cultura de la compasión, de la misericordia que tiene que vivirse como un ministerio”, concluyó.