Los corredores humanitarios de Sant’Egidio siguen funcionando a pleno ritmo en Italia. Esta misma mañana, 86 refugiados sirios provenientes de Líbano han llegado al aeropuerto de Fiumicino (Roma) y han sido recibidos por la Comunidad de Sant’Egidio, la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia (FCEI) y la Mesa Valdense. “Empiezan una nueva vida: con un recibimiento amigo que, de manera voluntaria y gratuita, acoge y acompaña en la integración”, según informa la comunidad católica nacida en el Trastevere en un comunicado.
Gracias a los corredores humanitarios, Sant’Egidio ha conseguido acoger en Europa a casi 3.000 personas. En España, hasta el momento, son solo un sueño irrealizable.
Se trata de un nuevo grupo, después de que el pasado diciembre llegaran 43 solicitantes de asilo, que el papa Francisco ha acogido en el Vaticano. Acompañados por el cardenal y limosnero apostólico, Konrad Krajewski, llegaron desde Lesbos, a donde el Pontífice envió al purpurado para realizar la gestión.
“El pasado mes de mayo, 3 años después de a visita del Papa a la isla de Lesbos, el Santo Padre pidió al limosnero que volviera a la isla para renovar la solidaridad con el pueblo griego y con los refugiados y, también en esta ocasión, exprese el deseo de realizar un nuevo gesto de solidaridad y acoger a un grupo de jóvenes refugiados y a algunas familias de Afganistán, Camerún y Togo”, según el comunicado hecho público entonces por la Limosnería Apostólica.
Colaboración con el Gobierno italiano
En aquel viaje de abril de 2016, Jorge Mario Bergoglio trajo consigo a Roma a tres familias sirias solicitantes de asilo –además de otras 9 personas que llegaron dos meses después–, de las que la Santa Sede asumió los gastos de la acogida y la Comunidad de Sant’Egidio asumió el camino de integración; de la misma forma se hará en esta ocasión.
“Después de un intenso período de negociaciones oficiales entre los organismos competentes para crear este nuevo corredor humanitario, el Ministerio del Interior de la República Italiana ha dado su aprobación definitiva para llevar a cabo la operación”, recordaba la Limosnería en relación al empeño personal del Pontífice.