Un verdadero estímulo para seguir caminando juntos, como Iglesia, ha sido recibir la exhortación del papa Francisco, “sucesor de Pedro, el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad entre los obispos y la multitud de fieles” (LG 23). Y nosotros, los obispos, participantes en la preocupación de todas las Iglesias, desarrollamos, en unión y bajo la autoridad del Sumo Pontífice, nuestro servicio episcopal (cfr. CD 3).
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
- Artículo completo solo para suscriptores
- EDITORIAL: Trascender la Amazonía
- Consulta toda la información sobre la exhortación ‘Querida Amazonía’ del papa Francisco
Ha sido una grata sorpresa la expresión de profundo cariño al titularla ‘Querida Amazonía’ (QA). No es extraño en “nuestro hermano Francisco” (como lo llaman los indígenas amazónicos) tener gestos de ternura para con aquellos que experimentan el sufrimiento, el desprecio en diversas formas. Sus gestos de cercanía, sencillez y ternura hablan más que mil palabras. Así lo sintieron los mismos indígenas en 2018 en Puerto Maldonado (Perú).
Así se sintieron también en Roma “como en su propia casa”, rodeando con cariño y sincero afecto al Papa. Una persona, al sentir el amor desinteresado del que se acerca a ella, se transforma, eleva su ánimo y se fortalece para seguir luchando por una vida digna. Ahora no se trata de una persona. Es un conjunto de pueblos originarios amazónicos y de su entorno natural. Porque sabemos que “esta historia de dolor y de desprecios no se sana fácilmente” (QA 16).
Sin embargo, hemos de tener muy en cuenta que los obispos debemos mostrarnos especialmente “solícitos por aquellas regiones del mundo donde aún no se ha anunciado la Palabra de Dios y, por la escasez de sacerdotes, se hallan en peligro los fieles de alejarse de la práctica de la vida cristiana e incluso de perder la fe” (CD 6). Desde esta perspectiva de colegialidad episcopal, Francisco, al referirse a la Amazonía, precisa a toda la Iglesia que “esta tierra es también ‘nuestra’” (QA 5).
¡No estás solo!
La sinodalidad es una de las características de la Iglesia primitiva en su afán de buscar los caminos para la edificación de la comunidad eclesial fundada por Jesús. Los apóstoles Pedro y Pablo sentían la necesidad del diálogo y la escucha mutua en la presencia de Dios para superar conflictos y actuar juntos (cfr. Hch 15, 28), desde la diversidad de culturas, cumpliendo así el mandato de Jesús: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16, 15-18).
Jessica Patiachi, indígena de la Región Madre Dios (Perú), alzó su voz profética en plena sesión y le dijo al Papa: “¡Te vemos solo! Pero yo te digo: ‘¡No estás solo! ¡Los pueblos originarios están contigo!’. Y añadió –ante el asombro de la asamblea y también mío–: ‘¡Cardenal Barreto, monseñor Cabrejos (presidente del CELAM), monseñor Martínez (obispo de Madre de Dios) cojan los remos y ayuden al hermano Francisco! ¡No lo dejen solo!’”.