‘Querida Amazonía’ (QA) era, antes de su publicación, un texto deseado por unos y aborrecido por otros. Unos esperaban de él una especie de revuelta institucional que pusiera todo patas arriba y que, de una vez, diera luz verde a los ansiados cambios en el campo de las ordenaciones diaconales y presbiterales; otros, esperaban que precisamente sucediera eso para que la sangre, en forma de tinta y artículo, corriera por las páginas web, las revistas e incluso adquiriera la categoría de libro. Unos y otros han podido comprobar que vender la lana antes de tener la oveja no suele ser muy inteligente.
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No voy a hacer aquí un análisis pormenorizado del texto porque ya los hay y muy buenos, pero sí quiero reflexionar sobre algún aspecto del mismo que, creo, es por lo que QA no ha despertado entusiasmos.
QA es un documento que hay que leer con calma, con mucha calma porque no es un texto más ni como los demás. Hay quien piensa que para que un documento de este calado sea rico y profundo debe ser casi ininteligible y, a poder ser, aburrido. QA es poesía en prosa -además de sus citas poéticas- y no podemos olvidar que para expresar ciertas y profundas verdades hay que recurrir al lenguaje poético, que es el único con capacidad suficiente para ahondar en ciertos misterios. QA es poesía en prosa de la que se entiende y de la que enciende. QA es poesía en prosa de la que llena el corazón y pone en funcionamiento el cerebro -mucho más importante de lo que algunos creen en la Iglesia-.
Interpretar en conjunto
Un sínodo, cualquier sínodo, comienza con el ‘Instrumentum laboris’ y termina con la Exhortación apostólica postsinodal, es decir, QA no es un texto aislado; al contrario, forma parte de un gran y rico conjunto. Francisco fue advirtiendo en su momento que, en el Sínodo para la Amazonía, lo central no eran los ‘viri probati’ ni las diaconisas, que había más de fondo. Pero casi nadie lo escuchó; también, con mucha frecuencia, en las entrevistas que concede, suele repetir sin cansarse que él está «abriendo procesos», pero tampoco parece que haya mucha gente escuchando.
Que QA esté focalizada en la Amazonía, no significa que no afecte a toda la Iglesia. ¡Claro que afecta a toda la Iglesia! Lo que sucede es que no estamos acostumbrados al protagonismo de las Iglesias locales y esto empieza a marcar alguna otra novedad de QA -el trasfondo eclesiológico es impresionante-. Hay una palabra, «discernimiento», que aparee una sola vez en todo el texto, en concreto en el número 2, sin embargo, está más que presente en el mismo. El discernimiento implica libertad y, la libertad da miedo. No es la libertad en sí misma la que asusta, sino el grado de compromiso que conlleva.
Reto apasionante
Francisco nos invita a lo largo del documento a discernir en libertad y, en consecuencia, a comprometernos. Por eso no entra en el barro de los cambios de las ordenaciones diaconales y presbiterales lo cual no significa que no de pistas para que empezamos a pensar y discernir: Habla de formas «institucionales», de «estabilidad», de «reconocimiento público» (QA 103) con respecto a las mujeres, y ahí va a ser esencial poner en marcha la creatividad evangélica de las comunidades y, no lo olvidemos, de los obispos. Es un reto apasionante que, ojalá, se vaya extendiendo por otras Iglesias locales.
Es verdad que la figura del presbítero -aunque, curiosamente, cita mucho más la palabra sacerdote- suena a un diseño un poco anticuado, sin embargo, ¿no podría ser que Francisco esté dejando ese asunto literalmente en manos del clero y de la jerarquía para que sean ellos mismos quienes, en libertad y compromiso, disciernan sobre el modelo que han construido y opten por cambiarlo? ¡Esto sí sería revolucionario!
Los procesos en QA están abiertos. Queda por ver si somos capaces -porque al final toda la Iglesia universal será interpelada desde las Iglesias locales- de discernir valientemente, en libertad y compromiso. Para ello tenemos un texto de Francisco escrito con sentido y sensibilidad. Aunque a algunos no le lo parezca.