El predicador de los ejercicios espirituales de la Curia advierte del riesgo de convertirse en ‘follower’ de falsos ídolos

  • El jesuita Pietro Bovati ofrece una reflexión sobre la imagen pública en el mundo virtual
  • “No es suficiente con las ceremonias bien hechas si no están fundadas en una auténtica oración”, subraya

Ejercicios Espirituales de la Curia Romana 2020

Los responsables de los dicasterios de la Curia romana, que participan desde el pasado domingo en los habituales ejercicios espirituales de Cuaresma, reflexionaron sobre la importancia de la imagen pública en el mundo virtual y el riesgo de convertirse en ‘follower’ de falsos ídolos. Es una de las propuestas que les hizo el jesuita Pietro Bovati, encargado de dirigir las meditaciones en esta semana de oración y reflexión en Ariccia, a unos 30 kilómetros al sureste de Roma, adonde no acudió el papa Francisco debido al resfriado que sufre. El Pontífice sigue los ejercicios espirituales desde Santa Marta, la residencia vaticana donde vive.



Según Vatican News, el portal informativo de la Santa Sede, Bovati centró una de sus meditaciones en el episodio del becerro de oro narrado en la Biblia. El jesuita destacó que de la falta de reconocimiento de Dios “vienen todos los males, porque no ya se escucha la voz del Señor y se producen en cambio desequilibrios de todo tipo precisamente porque cada uno hace su propio Dios, su propia ley y sus propias bienaventuranzas”.

Apariencias engañosas

Al hablar de la idolatría, el responsable de proponer las meditaciones durante los ejercicios espirituales destacó cómo esta nace de preferir ver en lugar de escuchar la voz de Dios. “El talismán puede tener la forma de una constitución doctrinal o disciplinar. Su rigidez, que es considerada un sinónimo de solidez y perennidad, el aspecto claro y controlable de la doctrina, incluso su calidad intelectual, son apariencias engañosas, si esa construcción sustituye a la escucha humilde y permanente de la voz de Dios que habla como espíritu”.

Bovati advirtió sobre el peligro de sustituir “el creer por el saber” y de pensar que se está “en posesión de la verdad, en lugar de buscarla y escucharla con humilde docilidad”. En este sentido, también señalo el riesgo que suponen los cultos que puedan resultar espléndidos en su ejecución pero a los que falta la acogida de la Palabra de Dios. “No es suficiente con las ceremonias bien hechas si no están fundadas en una auténtica oración, que es escucha por encima de todo”.

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