Consciente del confinamiento obligado de millones católicos en sus casas por la pandemia del coronavirus, el Papa ha planteado hoy una alternativa temporal al sacramento de la confesión en presencia de un sacerdote.
“Es lo que hace el catecismo. Si tú no encuentras un sacerdote para confesarte, habla con Dios, que es tu Padre, y dile la verdad: ‘Señor he hecho esto, esto… y esto otro. Perdóname’”, detalló el Papa durante su homilía en la misa matutina desde la capilla de Santa Marta. A renglón seguido, completó su indicación con una condición: “Pide perdón con todo el corazón y prométele que luego te confesarás, pero habla pronto con Él y recibirás la gracia de Dios”.
Medida esxcepcional
“Tú mismo te puedes acercar como nos enseña el catecismo al perdón de Dios sin tener cerca un sacerdote”, insistió en otro momento de su alocución: “Ahora es el momento justo, el momento oportuno. Con un acto de contrición bien hecho, nuestra alma se convertirá y será blanca como la nieve”.
Francisco planteó esta fórmula provisional, sabedor de la excepcionalidad generada por la expansión del COVID-19 que solo en Italia ya ha provocado 3.405 muertos, superando en fallecidos a China.
Prepararse para la Pascua
“Yo sé que muchos de vosotros vais a confesaros para reencontrarse con Dios para prepararse para la Pascua. Y me podéis decir: ‘Padre, ¿dónde puedo encontrar a un sacerdote, porque no se puede salir de casa? Yo quisiera recibir la paz del Señor, que Él me abrace porque es mi padre, ¿cómo puedo hacer?”, fue el origen de su reflexión en la misa.
“La cuaresma nos llama a entrar a nosotros mismos y a regresar al padre, al abrazo del padre, al Dios de la ternura, que nos sanará de tantas heridas de la vida y de tantas cosas malas que hemos hechos”, planteó.
Entrar en nosotros mismos
Como es habitual cada vez que hace referencia al sacramento de la reconciliación, Francisco recordó que “la confesión no es un ajuste de cuentas, sino el momento de que Dios nos purifica y nos abraza”.
En esta misma línea, el Papa se refirió al padre del hijo pródigo: “Lo vio desde lejos, porque lo esperaba. Porque Dios no es un juez, es tu papá”. “El Señor nos dice: regresa, yo te sanaré. Él es capaz de transformar los pecados, cambiar el corazón. Pero no deja que demos el primer paso. No es retornar a Dios, es regresas a casa”, subrayó.
Médicos al límite
Al comenzar la misa, Francisco rezó por los enfermos y fallecidos a causa de la pandemia, pero se hizo eco especialmente de un ruego: “Ayer recibí el mensaje de un sacerdote de Bérgamo, que nos pide que recemos por los médicos de la región, porque están al límite y están dando la propia vida para ayudar a los enfermos y salvar la vida de los demás”. “Son las columnas que nos ayudan a seguir adelante”, valoró el Papa.
Francisco también elevó su oración “por las autoridades”: “Para ellos no es fácil gestionar este momento, porque muchas veces sufren la incomprensión por sus decisiones y nos defienden en esta crisis”.