En la noche del viernes 20 de marzo se anunciaba el deceso de Belarmino Correa Yepes, obispo emérito de San José de Guaviare y miembro del Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal. Murió en la ciudad de Villavicencio a las 6:40 p.m, dejando un legado de compromiso profético y misionero en la Amazonía colombiana. El próximo 14 de julio completaría 90 años.
Tejedor de utopías
“Murió entero, lúcido, alegre, sencillo, apasionado, un hombre grande en vida y grande en muerte”, se apresuró a comentar a través de las redes sociales el presbítero Melquisedec Sánchez, también misionero javeriano de Yarumal, quien recordaba al obispo Belarmino como “un tejedor de utopías, amigo del indio y del campesino, guerrero invencible contra los opresores del monte y del gobierno“.
Profeta y adelantado de la misión de la Iglesia en la Amazonía, el padre Melquisedec da testimonio de su liderazgo en la región: “su arma fue la verdad, su escudo la libertad, el Nazareno su mayor inspiración, su consigna la liberación del indio y del Amazonas“, y agrega que “murió tranquilo, lo libró Dios de una eterna agonía hospitalaria entubado, derrotado, perdido, impotente. Murió como vivió, con grandeza, coraje y plenitud”.
Belarmino era antioqueño. Nació en el municipio de Biceño en 1930 y se había ordenado sacerdote a los 27 años de edad, el 15 de agosto de 1957. Desde muy joven se vinculó activamente a la misión pastoral de los misioneros de yarumal en el Amazonas. En 1967 fue nombrado tercer prefecto apostólico de Mitú y en 1989 asumió el Vicariato Apostólico de San José de Guaviare, como su primer obispo, labor que desempeñaría por casi dos décadas, hasta que en 2006 el papa Benedicto XVI aceptó su renuncia por límite de edad. Sus últimos años los vivió en la vereda Vanguardia, en Villavicencio, capital del departamento del Meta.
Pastor comprometido con su pueblo
En la diócesis de San José de Guaviare es recordado por su empeño en la búsqueda de soluciones a las necesidades de los habitantes de la región. Su celo pastoral lo llevó a incursionar en la formación de líderes de comunidades cristianas autónomas y autóctonas; fue gestor de proyectos educativos, centros pastorales y de animación misionera, y múltiples iniciativas para crear alternativas viables frente al monocultivo de la coca.
Su compromiso evangélico con las comunidades indígenas y campesinas también lo llevaron a “denunciar con espíritu profético las injusticias cometidas por los diferentes actores armados, legales o ilegales, en medio del conflicto”, como reseña la diócesis de San José de Guaviare.
Audacia misionera
El obispo del Vicariato Apostólico de Inírida, Joselito Carreño Quiñones, al lamentar la pérdida de su “muy querido hermano de comunidad misionera de Yarumal” ha destacado “su audacia misionera” y “su generosidad en el fiel y creativo cumplimiento de la misión realizada por más de 30 años en el gran Vaupés (Vaupés, Guaviare y Guaina que se le confío”
“Estamos seguros que tendrá un lugar preferencial en el cielo al lado de Dios y será ese gran intercesor de todos los misioneros que realizan su trabajo en la Amazonía“, ha dicho el obispo Joselito Carreño, como recoge la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través de su Secretario General, Elkin Álvarez Botero, se ha unido en oración a los Misioneros Javerianos de Yarumal, a los fieles de la Iglesia del Guaviare y a los familiares del obispo difunto, ante la pascua del “celoso pastor y misionero abnegado”.
Su cuerpo será trasladado de Villavicencio a San José del Guaviare, este 21 de marzo. Allí estará en cámara ardiente hasta el lunes 23 cuando será el funeral, según ha informado la CEC.
Foto: Misioneros Javerianos de Yarumal.
