La Conferencia del Episcopado Mexicano presentó este miércoles su Plan Emergente Nacional Sacerdotal COVID- 19, que ofrece una guía de principios fundamentales para los sacerdotes en este tiempo de emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus.
El documento, firmado por el obispo Roberto Domínguez Couttolenc, coordinador Episcopal del Clero, busca que en este momento de crisis la presencia de los sacerdotes, en medio de su comunidad, “sean puente de unión entre Dios y sus hijos”.
Los seis principios para el acompañamiento de los sacerdotes al Pueblo de Dios son los siguientes:
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Responsabilidad
Para el también obispo de la Diócesis de Ecatepec, uno de los principales retos de los sacerdotes es mantenerse bien informados y comunicados, pues la desinformación –dice– sólo llevará al desorden y al caos. “Por eso, nosotros debemos ser los responsables en saber escuchar las voces autorizadas sobre el tema, y no dejarnos llevar o incluso difundir noticias o rumores, que desestabilicen el orden emocional, social y de fe.”
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Comunión
Como segundo punto –añadió– es importante procurar un tiempo de meditación, silencio y purificación por el mundo entero, y orar de modo particular por quienes se encuentran enfermos o han perdido la vida a causa del Covid- 19, y por quienes atienden la emergencia en los hospitales. “Como pastores de fe, celebremos la santa Misa con estas intenciones particulares”.
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Solidaridad
El tercer punto es un llamado a construir y compartir la auténtica caridad cristiana, de tal manera que la presencia de la comunidad sea para la sociedad un “gran oasis”, donde se renueve la fe del espíritu y fortalezca el corazón. “El sacerdote –pidió– ofrezca su tiempo, sus capacidades y carismas para ayudar al pueblo de Dios a mantenerse de pie y, hacer frente a este momento con responsabilidad”.
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Humildad
La situación actual exige reconocer que la humanidad no puede nada solos, y que sólo Dios lo puede todo, apuntó el obispo, “por lo que hemos de tomarnos de su mano y dejarnos llevar por donde Él quiera, sin resistencias, sin cuestionamientos, sin reclamos, sin enojo… Pongamos todo cuanto somos y tenemos, todas nuestras capacidades a su disposición, porque Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene y, en todo interviene para bien”.
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Cercanía
Tras considerar que esta emergencia pone también frente al clero el desafío de que el pueblo de Dios no se sienta solo ni abandonado, llamó a los sacerdotes a buscar los medios que les permitan mantenerse cercano a las familias que pudieran estar sufriendo en carne propia el flagelo de la enfermedad, o incluso, la muerte de un ser querido. “Abandonarles en estos momentos, sería faltar a la misericordia, a la caridad y perder una gran oportunidad de encarnar el evangelio de Jesús”, señaló.
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Prudencia
Finalmente, pidió a los sacerdotes transmitir los mensajes y la información acerca de la pandemia, con prudencia y de forma constructiva, especialmente en las misas y otros momentos de oración transmitidos por redes sociales, para evitar las murmuraciones, los rumores y las tensiones innecesarias. “Hablar constantemente sobre este asunto puede hacer que crezca el temor y que te distancies de estados de mayor tranquilidad y sosiego”.