El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en una carta publicada en su web, ha mostrado su preocupación por las personas mayores, quienes “están pagando el precio más alto” por la crisis sanitaria del Covid-19. Y es que en Italia, por ejemplo, más del 80% de las personas que han perdido la vida por el coronavirus tenían más de 70 años.
Por ello, el Dicasterio ha retomado las palabras que pronunciaba el Papa, hace apenas unas semanas, al recibir a los participantes al I Congreso Internacional de la Pastoral de las Personas Mayores, cuando afirmaba que “la soledad puede ser una enfermedad, sin embargo, con la caridad, la cercanía y el consuelo espiritual podemos curarla”.
“Se trata de palabras que en este momento adquieren toda su importancia”, subraya el Dicasterio, ya que “ayudan a comprender que, si es verdad que el coronavirus es más letal cuando encuentra un cuerpo debilitado, en muchos casos la patología preexistente es la soledad”. Por ello, “es importante que hagamos todo lo que sea posible para remediar esta situación de abandono que, en las circunstancias actuales, podría significar salvar vidas humanas”.
Más allá de las iniciativas
Así, en estos días en los que las visitas a los domicilios son imposibles, han surgido nuevas iniciativas y se “ha impulsado a encontrar nuevas y creativas maneras de presencia”, como “llamadas, mensajes de video o de voz, o más tradicionalmente cartas dirigidas a quien está solo”. De esta manera, el Dicasterio celebra las acciones de sacerdotes que “siguen visitando las casas para administrar los sacramentos”, así como de “muchos voluntarios, sobre todo jóvenes, se están esforzando con generosidad para no interrumpir, o para comenzar a organizar, elementales redes de solidaridad”.
“Sin embargo”, continúa, “la gravedad del momento nos llama a todos a hacer algo más”. Una “llamada a la responsabilidad común” que nace de “la conciencia del valor inestimable de cada vida humana y por la gratitud hacia nuestro papás y abuelos”. “No dejemos solas a las personas mayores, porque en la soledad el coronavirus cobra más vidas”, asevera el Dicasterio, recordando, sobre todo, a aquellos que viven en residencias.
“La crisis actual es hija de una abandono existencial y terapéutico que comenzó en el pasado”, denuncia el Vaticano. “Aún en la compleja situación que vivimos, es necesario aclarar que salvar las vidas de las personas mayores que viven en las instituciones, o que están solas o enfermas, es una prioridad del mismo modo que salvar a cualquier otra persona”, subraya, animando a los países en los que aun el coronavirus “no ha tomado grandes dimensiones” a adelantarse y tomar medidas de prevención.