El obispo de Tarazona, Eusebio Hernández Sola, ha dirigido una carta a la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) para enviar a todos los religiosos y religiosas de España un “cariñoso saludo” a la vez que infundirles ánimo para que continúen la labor que están realizando durante este tiempo de pandemia de coronavirus.
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Hernández Sola, responsable de este organismo dentro de la Comisión de Vida Consagrada del Episcopado, ha animado a los religiosos a seguir al servicio de los demás, porque “nuestro mejor testimonio” es “estar al servicio de los más necesitados sin contabilizaciones ni exigencias”.
“Sé que la CONFER está haciendo todo lo posible por asistir y alentar a los institutos religiosos en estos momentos de oscuridad, incertidumbre y miedos. Os aliento a que continuéis con este hermoso objetivo”, señala el prelado en su carta, en la que hace referencia a los distintos trabajos que se están llevando a cabo desde las congregaciones e institutos de España para atender a tanta gente. “Es imposible enumerar todo el bien enorme que estáis haciendo. Por ello permitid que mi silencio cubra tanto esfuerzo y generosidad vuestros”, ha añadido.
Escuchar a los demás
En la misiva dirigida a la presidenta de la CONFER, Mariña Ríos, el obispo de Tarazona alienta a los religiosos y religiosas a escuchar a los demás, a la atención fraterna, a la vez que reconoce el servicio que muchos de ellos han realizado orando y acompañando en el duelo a tantas personas que han despedido a sus seres queridos en soledad.
El prelado también se refiere a lo que significa vivir en comunidad y la importancia de saber comunicarse en este mundo en el que prima la tecnología: “Qué enriquecedor es que, después de una jornada intensa, volvamos a la comunidad y comentemos las diversas experiencias vividas. En medio de este mundo tecnológico e intercomunicado, de redes sociales, tenemos que aprender a vivir esta comunicación, pero con el calor humano, de cercanía y afecto fraterno”.
El agustino recoleto finaliza su misiva invitando a los religiosos y religiosas a “caminar juntos”, les anima a no dejarse vencer “por el desánimo, por los obstáculos, por las dificultades que nos impiden realizar nuestra misión” y les conmina a esforzarse “por ayudar especialmente a los institutos más necesitados”, ya que “nuestra identidad consagrada nos pide trabajar con los más desfavorecidos de nuestra sociedad”. “Es el momento de marcar nuestro sello de amor indeleble en la pandemia que asola la humanidad, sin esperar nada, a fondo perdido, desde la gratuidad”, concluye.