El ‘mea culpa’ de los obispos alemanes por su complicidad con Hitler y los nazis, 75 años después

El ‘mea culpa’ de los obispos alemanes por su complicidad con Hitler y los nazis, 75 años

‘Los obispos alemanes en la guerra mundial’ es el título de un documento sin precedentes que ha elaborado la Conferencia Episcopal del país y en el que confiesan la complicidad de los prelados durante la II Guerra Mundial de la que el 8 de mayo se cumplirán los 75 años de su final. Presentado el pasado miércoles, 29 de abril, a lo largo de 23 páginas los obispos tratan de pasar página purificando su pasado desde el reconocimiento de sus culpas.



Nuevo paso

La autocrítica sobre la complicidad o el silencio con los nazis, lleva a los prelados a ir más allá de la condena la cosmovisión del partido de Hitler o el homenaje los mártires de los campos de concentración que la Iglesia alemana ha hecho en las últimas décadas. Este ejercicio supone un paso más en la asunción de responsabilizados. “Hoy miramos con pena y vergüenza a las víctimas y a aquellos cuyas preguntas existenciales ante los crímenes y la guerra quedaron sin una respuesta adecuada de la fe”, se lee.

En el documento, los obispos confirman que “apenas se alzó una voz en la Iglesia de Alemania” en momentos claves del conflicto aunque el 19 de agosto de 1943 se llegó a aprobar una carta pastoral conjunta en defensa de los valores cívicos. Aunque no se justificó desde los episcopados la guerra como moralmente “justa”, fueron continuas las llamadas a emprender una “cruzada” contra el “bolchevismo ateo” cuando la Unión Soviética entró en el conflicto. “Es cierto que los obispos no compartían el razonamiento racial e ideológico de la guerra de los nazis, pero sus palabras e imágenes reforzaban tanto a los soldados como al régimen que dirigía la guerra, dándole un significado adicional”, reflexionan.

Entender el contexto 

Entrando en el contexto histórico, constatan que la Iglesia católica en Alemania se fue moviendo entre la adaptación y la oposición, resultando una postura ambigua, especialmente para las víctimas. Una visión marcada por la teología del momento del respeto al orden y el poder del estado se impuso ante las denuncias por las imposiciones del régimen nazi, claramente contrario a los principios del evangelio empezando por la defensa de la guerra–algo que se ha dado en diferentes escenarios políticos de los últimos siglos–.

Un capítulo precisamente está dedicado a los “enfoques de comprensión” a los que acercarse al momento en cuestión, gracias a la aportación de la Comisión de Historia Contemporánea que tiene la propia Conferencia Episcopal. Un grupo de trabajo que ha confesado que “no tiene miedo a los documentos” del pasado y que trata de entender –no de justificar– “¿por qué los obispos alemanes no adoptaron una actitud más crítica hacia una guerra cuyo carácter criminal se hizo más y más evidente cuanto más duró?”

Aprender de la historia

Para el presidente de la conferencia, el obispo Georg Bätzing “la Iglesia no se libra de las lecciones de la historia” aunque “aprender de la historia no perdona a la Iglesia”, señaló en la presentación del texto. “Ninguna generación está libre de juicios y prejuicios relacionados con el tiempo. Sin embargo, los que vienen después de nosotros deben enfrentarse a la historia para aprender de ella para el presente y el futuro”, sentenció al referirse a los obispos de entonces.

Por su parte, el obispo Heiner Wilmer, presidente de la comisión de Justicia y Paz, denunció claramente que “la Iglesia católica en Alemania era parte de la sociedad de la guerra”. Para él la actuación de los obispos fue un “cuadro de enredo” en el que “el sufrimiento de los demás no se consideró suficientemente”. Memoria histórica purificadora y reconciliadora.

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