La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ofreció una serie de lineamientos generales para la reapertura gradual de las iglesias en el país, sobre todo en el aspecto sacramental, y pidió a los fieles emprender este “nuevo camino de restablecimiento funcional”, observando en todo momento las medidas de higiene y sanitización giradas por las autoridades civiles y eclesiales.
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos de la revista en tu email
Para el regreso gradual a las actividades, la CEM ha establecido tres condiciones a seguir. La primera, señala que debe ser el obispo de cada diócesis el que determine el momento en que los fieles podrán asistir a las iglesias para las celebraciones eucarísticas dominicales y feriales, en grupos pequeños, guardando el distanciamiento social y observando las medidas preventivas.
La segunda medida establecida es para la reactivación de las agendas de los movimientos y grupos a nivel parroquial y diocesano; en este sentido, el organismo pide monitorear los semáforos de la Secretaría de Salud y seguir observando estrictamente la sanitización de las personas, inmuebles y el distanciamiento social.
Y la tercera medida deja en claro que para emprender con normalidad la vida pastoral ordinaria de las diócesis y parroquias, será necesario hacer a partir de las disposiciones de la Secretaría de Salud en cada una de las regiones del país.
Discernimiento y prudencia
La CEM ofreció también algunos elementos a considerar para dar una respuesta “discernida y prudente” en la fase pandémica que se vive en México, y se pueda retornar gradualmente a la administración sacramental.
Dichas directrices –señala– deben ser adaptadas a las diferentes realidades del país, tanto en el ámbito urbano como en el rural. A continuación, Vida Nueva ofrece una síntesis de 10 puntos del documento, el cual puede consultarse aquí.
- Crear un equipo estratégico para el discernimiento pastoral.
Este equipo deberá ayudar al obispo a evaluar la situación y, en su momento, realizar una campaña de comunicación que informe de manera clara y concreta a los fieles sobre el regreso gradual a las celebraciones.
- Prorrogar la dispensa del precepto dominical.
Actualmente existe en todas las diócesis del país una dispensa a los fieles para no asistir a las mismas dominicales, debido a la emergencia sanitaria. Una vez alcanzada una situación más favorable, el obispo podrá quitar esta dispensa.
- Reiniciar las misas con la asistencia reducida de fieles.
Una vez que el obispo informe a su diócesis que el culto se reestablece, las misas iniciarán con pocos fieles. Un equipo de personas ayudará a realizar el acomodo de los asistentes al momento de entrar a la iglesia. Las puertas deberán estar abiertas con la finalidad de favorecer la ventilación.
- Continuar con las medidas de precaución y sanitización necesarias.
Un equipo de laicos puede ayudar a sanitizar las manos de los asistentes a misa con gel antibacterial. El personal de limpieza y voluntarios deben ser capacitados para la adecuada limpieza y sanitización del lugar, antes y después de la Misa.
- Concientizar a los fieles sobre el cuidado de los demás
A través de una campaña informativa, se deberá concientizar a cada fiel del momento que estamos viviendo, y de la importancia de cuidarse a sí mismo y al resto de los miembros de la comunidad.
- Ofrecer propuestas para las celebraciones de los sacramentos.
En este sentido, la CEM también ha publicado sus Orientaciones Litúrgicas para reanudar el culto religioso en tiempo de pandemia. Consúltalo aquí.
- Establecer lineamientos para la celebración en general.
Las misas deberán de ser de 60 minutos, como máximo, y el número de ministros presentes en el presbiterio deberá estar reducido al mínimo. Se desaconseja el uso de subsidios para la celebración que sean repartidos a los fieles (hoja dominical).
- Continuar las medidas preventivas en el rito de la Comunión
En el Rito de la Comunión, se pide que se continúa omitiendo el intercambio del signo de la paz. Y al momento de levantarse a la comunión respetar la modalidad de la sana distancia entre las personas, organizando de manera adecuada y creativa la distribución y recepción de la sagrada comunión en la mano. A los sacerdotes se les pide usar cubrebocas para dar la comunión.
- Realizar la Confesión persona–persona.
Para la celebración de este sacramento se pide procurar la sana distancia en espacios amplios o abiertos, en diferentes días, quizá por turnos, o por cita, para espaciar la gente. El lugar debe estar bien y se debe observar una distancia adecuada entre confesor y penitente (1.5 m. aproximadamente). Al menos el confesor debe utilizar cubrebocas y careta protectora.
- Implementar un plan de reactivación económica.
Tanto para la diócesis como para el sustento de las parroquias con escasos recursos. El secretario general de la CEM, Alfonso Miranda Guardiola, ha declarado ante los medios de comunicación que las parroquias se han visto gravemente afectadas en su economía debido a la crisis sanitaria, que ha obligado a la celebración de la misa sin la presencia física de fieles.
La CEM, a través del arzobispo de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez, responsable de la Dimensión Episcopal para la Pastoral de la Salud, presentó estos lineamientos generales, a manera de orientaciones, para que cada obispo en su Iglesia particular pueda normar, concretizar y detallar técnicamente según su propia realidad.