La esperanza de un tiempo providente es claro para nosotros los cristianos… es aquella promesa que resuena en el corazón de la comunidad: “Esta es la morada de Dios con los hombres, pondrá su morada entre ellos; ellos serán su pueblo y Dios mismo será su Dios… ya no habrá muerte, ni llanto, ni gritos, ni fatigas por que lo anterior ya ha pasado” Ap 21,3-4.
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Y no es que nos coloquemos ingenuamente o en modo ciego frente al dolor y a la incertidumbre que se vive frente a esta Pandemia, pero no podemos predicar un evangelio de vida, cuando nuestras palabras, van cargadas de terrorismo o fundamentalismo, que busca en la “teología del desastre” el mejor modo para presentar la imagen de un Dios diluviano: “borraré de la faz de la tierra a todo ser viviente que hice”. En muchas ocasiones el problema no es el contenido, sino el modo de decirlo; la transmisión es hoy en día un recurso fundamental que no debería pasar solo por la tecnología, haciendo de esta la clave del éxito; sino de usar la virtualidad, como un recurso para humanizar la distancia o el encuentro detrás de una pantalla.
Es ahí donde el esfuerzo creativo, exige una virtud: docilidad al Espíritu; de otro modo el protagonismo ahoga cualquier proyecto pastoral; el marketing no está en la campaña publicitaria de una institución eclesial, sino en la atención personalizada con la que se pastorea a cada uno.
¿Con qué recursos contamos hoy en día? pensemos que el real ardor misionero no ha disminuido y sepamos que es suficiente tu voz, tu testimonio y el evangelio en mano, para trasmitir la Buena Nueva. La expresión creativa se ata cuando hace depender de un nombramiento, de un límite territorial o de una señal de wifi las propuestas, la estrategia o la operatividad; los procesos creativos tienen una metodología probada y enseñada, pero la medición de su éxito en la evangelización es efímera, pues el “Espíritu” siempre abre rumbos inesperados. Caminos donde la Buena Nueva se abre sendero en la contradicción del esfuerzo pequeño, de la semilla de mostaza, de la iglesia domestica, de la caridad callada y de la oración en secreto.
Centremos lo esencial que lo demás vendrá por añadidura, con wifi o sin él.