Las protestas contra el racismo que han dado la vuelta al mundo tras el asesinato del afroamericano George Floyd han desembocado en los últimos días en el ataque a las estatuas de personalidades comprometidas indiscutiblemente con el avance de los derechos y libertades fundamentales, como Winston Churchill. La ira de algunos ha llevado incluso a cebarse en Los Ángeles y San Francisco, pero también en España, con la estatua de fray Junípero Serra, el misionero español que evangelizó Estados Unidos y que el papa Francisco canonizó en 2015 durante su viaje a aquel país.
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Consulta la revista gratis solo hasta el 30 de junio: suscríbete ahora con un 20% de descuento
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
- Toda la actualidad de la Iglesia sobre el coronavirus, al detalle
Estamos ante actos vandálicos que nada tienen que ver con las legítimas reivindicaciones para acabar con cualquier discriminación. Sin embargo, sí es un nuevo toque de atención sobre la manipulación del revisionismo histórico en manos del populismo, que impide contemplar el pasado con la madurez exigible a cualquiera que eche la vista atrás en pleno siglo XXI. Solo desde una demagogia que hace despertar la irracionalidad se puede condenar en la hoguera laicista, a modo de ajuste de cuentas, a un franciscano que defendió la dignidad de los pueblos indígenas frente a la opresión de otros colonizadores.