Durante el rezo del ángelus de hoy, 2 de agosto, el papa Francisco ha mostrado su dolor ante el atentado contra la catedral de Managua, acaecido durante la noche del pasado viernes y en el que un incendio –provocado por una bomba según los testigos– destruía casi por completo la imagen de la Sangre de Cristo.
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“Pienso en el pueblo de Nicaragua, que ha sufrido el atentado a la catedral”, ha dicho el Papa, subrayando la pérdida de esta imagen ante la que se postró Juan Pablo II durante su visita al país en 1996, y que “ha acompañado durante siglos al pueblo fiel” de Nicaragua. “Queridos hermanos nicaragüenses, estoy cercano y rezo por vosotros”, ha afirmado Francisco.
Indulgencia plenaria
Asimismo, ha pedido a los responsables políticos y económicos que unan sus esfuerzos para relanzar el trabajo. “Sin trabajo las familias y la sociedad no pueden salir adelante”, ha recalcado el Papa, asumiendo que hace falta “mucha solidaridad y creatividad para resolver este problema”. Por otra parte, ha recordado que, desde ayer hasta la medianoche de hoy, está presente el ‘Perdón de Asís’, “el don espiritual que San Francisco obtiene de Dios por la intercesión de la Virgen María”.
Se trata de una indulgencia plenaria que se puede recibir a través del sacramento de la Confesión o de la Eucaristía, visitando una iglesia, recitando el Credo, el Padrenuestro y rezando por el Papa y sus intenciones. “La indulgencia puede ser también para una persona difunta”, ha recordado Francisco. “¡Qué importante es volver a poner en el centro del mundo el perdón de Dios, que ‘genera paraíso’ en nosotros y a nuestro alrededor!”, ha exclamado.
Hacerse cargo de los demás
Antes del rezo del ángelus, Francisco ha reflexionado acerca del evangelio de hoy, en el cual se presenta el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Un momento en el que Jesús “quiere educar a sus amigos de ayer y de hoy a través de la lógica de Dios: la lógica de hacerse cargo del otro”.
En ese momento, en el que cinco panes y dos peces bastan para alimentar a una multitud, Jesús manifiesta “su poder, pero no de una forma espectacular, sino como signo de la caridad, de la generosidad de Dios hacia sus hijos cansados y necesitados”. “Él está inmerso en la vida de su pueblo”, ha recordado el Papa, “y comprende el cansancio y los límites, no deja que ninguno se pierda o desfallezca: nutre con su palabra y da alimento abundante para su sustento”, subraya.
“En este relato evangélico es evidente la referencia a la Eucaristía, sobre todo donde describe la bendición, la fracción del pan y el encargo a los discípulos de distribuirlo a la gente”, ha apuntado el Papa. “Hay aquí una unión entre el pan eucarístico, nutriente para la vida eterna, y el pan cotidiano, necesario para la vida terrena”, ha dicho.
“Antes de ofrecerse a si mismo como Pan de Salvación, Jesús se asegura de proveer de alimento a aquellos que lo siguen y que, por estar con él, han olvidado tomar provisiones”, ha subrayado Francisco, indicando que no se puede poner en valor únicamente el sacramento, “olvidando a los hermanos que están privados de lo necesario”. “La compasión, la ternura de Jesús ha mostrado que el encuentro con la gente no es sentimentalismo, sino la manifestación concreta del amor que se hace cargo de la necesidad de las personas.