Me alegro profundamente con la Evangelización en las comunidades, el esfuerzo que han hecho muchos (casi todos) ha sido tomar en serio este confinamiento: cuidándose y buscando cuidar a los demás; pero también han estudiado, trabajado, pensado y propuesto…
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Un evangelizador ha de ser una persona audaz y también comprometida con el Evangelio, con un cometido: construir el Reino de Dios, un modo digno, bueno y mejor con el ser humano.
Un evangelizador es un líder, que se consagra con humildad y obediencia a la escucha del Maestro, viviendo en testimonio permanente…
Les comparto las ideas centrales que han moldeado hasta ahora mi vida, unas oídas y otras inspiradas.
- El dolor fortalece la esperanza. El deseo es búsqueda.
- La fe responsabiliza al hombre consigo y con Dios.
- El pecado manifiesta el límite del ser humano.
- La fe tiene evidencias innegables en la vida.
- Una denuncia auténtica viene del análisis para descubrir las causas y del compromiso que es congruencia.
- La conciencia restaurada es derecho a la libertad.
- El poder lícito y válido es servicio en favor del más necesitado.
- La alianza con Dios es alianza con el hombre.
- La Biblia ha de ser interpretada en Fidelidad a la alianza y en comunión manifestada en comunión de vida.
- El horizonte de la esperanza es certeza de que llegará.
- La autenticidad es identidad.
- En tu mayor pecado está tu mayor virtud, camino a la santidad.
- La alegría es bella rutina de lo profundo del instante.
- Ríe hasta llorar.
- Ama hasta las últimas consecuencias.
La claridad de fe, nos dará certezas en las actitudes que se volverán principios de vida para nosotros los que queremos vivir el Evangelio; la creatividad pastoral siempre abrirá caminos en la vida cotidiana aun en esta época de confinamiento; “el Covid-19 no detiene ninguna pastoral… bueno si no la hubo, nada se detuvo”.
