Una de las muchas palabras que hasta ahora no habías empleado pero que se repiten con más frecuencia en los medios de comunicación es “asintomático”. Con este término y en el contexto de pandemia que vivimos, se denomina a quienes están infectados de Covid-19 pero carecen de los síntomas. Son los más peligrosos, porque sin imaginar que están enfermos, contagian a quienes no mantengan con ellos las medidas de prevención necesarias.
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Toda la actualidad de la Iglesia sobre el coronavirus, al detalle
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Dándole vueltas a esto de ser “asintomático”, se me ocurría que si califica al término “cristiano” podría ser bastante ambiguo. Por un lado, nos puede sonar a que el Evangelio de Jesús ha calado poco si no hay indicios de ello en la vida cotidiana. Por otro lado, como nos sucede con el coronavirus, hay síntomas que podríamos identificar como expresiones creyentes, pero que, según cómo se vean, resultan demasiado confusos. Si para unos es muestra evidente de que se sigue al Nazareno, para otros podría ser solo el reflejo de una costumbre social o de una búsqueda de seguridad.
Por eso, quizá es más importante que los síntomas la capacidad de contagiar alrededor esperanza, deseos de ser mejores personas, ganas de vivir, empeño por cuidar y buscar el bien de los otros, entrañas capaces de compadecerse ante el dolor ajeno y esa certeza firme de sabernos en las Buenas Manos de Dios. Si se contagia así, quizá no esté nada mal eso de ser “cristiano asintomático” ¿no?