Héctor Sampieri Rubach, director del Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia en México
Director del Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia en México

Pautas para conformar un modelo integral de acompañamiento


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Un gusto especial recibirte en esta colaboración, en este nuevo encuentro. Ahora festejando ya seis meses juntos de publicaciones destinadas al mundo del acompañamiento personal y a conformar en nosotros, en cuanto acompañantes, un camino de profesionalización y mejora para el servicio en los ambientes educativos y pastorales en los que nos desenvolvemos.



En nuestra última oportunidad, hemos reflexionado brevemente sobre los límites del acompañamiento respecto al sendero terapéutico y cómo dicha alternativa puede ser un interesante complemento al servicio que nosotros proporcionamos actualmente o podemos proporcionar en lo inmediato. Sobre este tema, nos ha quedado pendiente un asunto, que me gustaría poder explorar junto contigo en esta ocasión.

Brindemos ahora algunas pautas para conformar un modelo integral de acompañamiento que pueda ser replicable en nuestras comunidades educativas y pastorales. Para ello partimos del caso concreto de quienes desean fortalecer su actividad de acompañamiento y para ello, será necesario:

  1. Claridad en el servicio a proporcionar dentro de nuestra comunidad educativa y/o pastoral.

            – A partir de nuestra propia comunidad, si es una parroquia, una escuela, un movimiento, un apostolado, etc., será necesario identificar a detalle el tipo de servicio de acompañamiento que nosotros: a) ya estamos proporcionando, o b) que nosotros podríamos proporcionar en breve.

            – Establecer de manera adecuada una responsabilidad del proyecto de acompañamiento en algunos de los líderes de la comunidad a la que pertenecemos. Entendiendo que el acompañamiento deberá ser un aspecto transversal a las diferentes áreas o funciones que dentro de nuestra comunidad ya prestan un servicio determinado; el liderazgo de este proyecto tendrá que ver más con coordinación y suma de esfuerzos existentes que con la conformación de una nueva área específica dentro de nuestra organización.

  1. Definición de mecanismos de vinculación interna y externa para el acompañamiento:

            – Necesitaremos identificar a las personas que podrían apoyar esta iniciativa de acuerdo a su formación profesional o bien a su área de experiencia en el trato con la población a quien atendemos. Deberán verificarse los tiempos y horarios disponibles de las personas de nuestra comunidad que puedan apoyar esta iniciativa. Y habrá que presentarles el proyecto de trabajo, para que puedan incluir su visión y perspectiva en nuestra intención de fortalecer el acompañamiento que proporcionamos o podríamos proporcionar.

            – Si dentro de nuestra comunidad, pero no de forma directa, por ejemplo en una parroquia o escuela, contamos con personas capacitadas en el acompañamiento (coaches, mentores, terapeutas, tutores académicos), quienes son padres de familia, vecinos, colaboradores ocasionales, etc., será importante verificar con ellos disponibilidad y ánimo de colaborar en nuestro proyecto para poder sobre todo, referir y canalizar los casos que correspondan.

  1. Captación y formación de perfiles para desarrollo de habilidades básicas de acompañamiento.

            – Si no contamos con los perfiles adecuados para el acompañamiento, o bien deseamos unificar las habilidades básicas de nuestra intención de servicio personal en lo que proporcionamos, o podríamos proporcionar, será necesario invertir tiempo y recursos, dentro de un presupuesto previamente determinado, a la capacitación y formación de los agentes prioritarios del acompañamiento.

            – Propongo que las habilidades mínimas, en modo de sensibilización, y profundización, sean por lo menos: escucha activa, preguntas efectivas, autogestión, empatía en cuanto conexión y la capacidad de “aterrizar” o “concretar” acciones transformadoras en las personas que reciban nuestros servicios. No solo bastará una formación conceptual sino que deberá acompañarse de ejercicios prácticos, e incluso, práctica supervisada del ejercicio de las habilidades para enriquecimiento de los agentes de acompañamiento.

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  1. Definición de momentos de acompañamiento dentro la logística propia de nuestra comunidad:

            – Deberemos profundizar también, de acuerdo a la propia experiencia del grupo o de la organización, sobre los momentos propicios o indicados para favorecer el acompañamiento, por ejemplo: la llegada de un nuevo miembro al grupo, la incorporación de una nueva responsabilidad, la atención personal ante situaciones complejas o críticas en la vida de las personas y/o de las familias a quienes servimos.

            – De igual forma, considerar a detalle, cuáles serán los pasos para que la persona y/o familia que necesita el acompañamiento pueda recibirlo adecuadamente. Si es necesario o no, dependiendo nuestra organización interna, aplicar un diagnóstico inicial que nos permita descubrir el tipo de acompañamiento que la persona y/o familia requiere o que ponga de relieve las necesidades concretas que deberán ser abordadas por nuestros agentes de acompañamiento en la comunidad.

  1. Mecanismos de evaluación de impacto y desempeño de las acciones realizadas dentro de nuestra comunidad educativa y/o pastoral.

            – Necesitamos asumir un compromiso con el funcionamiento adecuado de nuestro procedimiento de acompañamiento para ello, y sin ánimo de ser eminentemente técnico, será necesario explorar cómo vamos a asegurar la efectividad de nuestras acciones de servicio y trabajo en conjunto.

            – Podemos explorar por un lado la perspectiva de satisfacción de los procesos, tanto de acompañantes, como de acompañados, y aprender de sus expectativas, aspiraciones y resultados percibidos. Esto es lo que podríamos llamar indicadores de desempeño. Y es necesario considerar en qué momento habremos de preguntar sobre los mismos y de qué forma hacerlo para obtener los resultados que deseamos conocer a detalle.

            – Por otro lado, podemos en el propio proceso de acompañamiento, ir registrando, con el beneplácito de los acompañados, los sucesos valiosos de aprendizaje que nos permiten considerar que el acompañamiento está rindiendo los frutos; que la vida de la persona y/o de la familia ha iniciado un camino de cambio significativo a partir del inicio del proceso. Habrá que ir documentando cómo se obtienen estos resultados para que podamos replicar aquellas prácticas exitosas que nos aseguren el servicio que deseamos proporcionar o que, ya con mejoras, estamos proporcionando. Estos serían nuestros indicadores de desempeño.

Por ahora, nos quedaremos con estas pautas en sentido general, pero, en las próximas entregas estaremos tratando de “armar” el rompecabezas de una metodología de trabajo definida para el acompañamiento, que pueda darle sentido de integralidad a las acciones que buscamos.

Agradecido por la oportunidad de este camino en conjunto, un fuerte abrazo en nuestro primer semestre de trabajo en este espacio dedicado a la profesionalización del acompañamiento.

*¡Hasta pronto y hasta siempre!*

@HazyAprende

P.D. Continuamos encomendando a Dios a todos los profesionales de la salud y a sus familias, a los enfermos y a los recuperados de este padecimiento; por la recuperación de todos y cada uno de los afectados por esta crisis de salud y de economía. ¡Dios nos ayude a todos!