Decíamos ayer (14 de febrero de 1970)

Libre de todo poder y sumisión

“¿Quién podría no ver que en esta historia del celibato se juega mucho más que el simple problema de una ley, en teoría perfectamente revisable y suprimible, para planteársenos de raíz toda la problemática de la estructura religiosa de la Iglesia?”. “El conseguir una Iglesia libre y pobre, libre de todo poder y de todo privilegio, libre de toda sumisión o condicionamiento por estamentos terrenos, libre de las ataduras del prestigio y del dinero, libre de todo lo que no sea su compromiso de amor, nos parece mucho más urgente y necesario que resolver el problema de si los curas deben casarse o no”.

En el nº 2.695 de Vida Nueva.

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