Hans Zollner: “Basta de palabras, es la hora de actuar” frente a los abusos en la Iglesia

El jesuita Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores

Aunque tenía que haberse celebrado en mayo, este sábado 26 de septiembre, el Instituto de Teología de la Vida Religiosa en coordinación con el Center for Child Protection de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma ha concluido su primera edición del Curso de Protección de Menores con una mesa redonda y una conferencia su I Curso de Protección de Menores. Una iniciativa que se ha prolongado durante dos años y que se ha convertido ya en una referencia en España.



Credibilidad y compromiso

En su intervención, Carlos Martínez Oliveras, coordinador del curso, ha apuntado que con esta propuesta “hemos querido reafirmar nuestro compromiso para secundar las iniciativas eclesiales y aportar nuestro humilde grano de arena para que jamás puedan volver a repetirse, encubrirse o perpetuarse situaciones tan lacerantes”.

Una propuesta que se ha organizado en “16 temas desde los factores de riesgo y protección, la problemática del sexo en internet, el abuso intrafamiliar, las señales para identificar a los abusadores o la atención pastoral a las víctimas y supervivientes, así como a sus familias y comunidades de referencia”, apuntó.

“Los abusos a menores, y ahora me refiero el ámbito intrafamiliar dentro de las sociedades en general, son una lacra social de dimensiones preocupantes contra la que hay que luchar con todas las fuerzas. En esta batalla, la Iglesia, después de haber actuado dentro, puede jugar un papel fundamental y prestar su experiencia renovada a la sociedad. Así demostrará su credibilidad y su compromiso”, añadió Oliveras.

Por su parte, el cardenal Carlos Osoro, en su intervención destacó la importancia de educar en la verdad para caminar por la senda de la libertad para crear una auténtica cultura de protección del menos –algo que, confesó, está en la preocupación del papa Francisco–. En la mesa de experiencias, moderada por el periodista Faustino Catalina, se han compartido las experiencias del Instituto Juan Pablo II en España, el Proyecto Repara (Archidiócesis de Madrid), la Asociación Betania para acogida y acompañamiento y el Centro Humanizar de los Camilos.

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Un amplio camino recorrido

La conferencia de clausura ha sido la de Hans Zollner, para remarcar la colaboración entra las instituciones organizadoras del curso. El directo del Centre for Child Protection recordó las intervenciones de Juan Pablo II en 2002 tras las revelaciones de los casos de la Iglesia de Boston. A partir de ahí ha repasado el camino hecho por las iglesias en estos 20 años, recalcando que “basta de palabras, es la hora de actuar; es lo que la gente nos exige”.

Zollner ha recalcado que en estas décadas se han elaborado, documento, normas, protocolos, actualizaciones, encuentros con víctimas –contó cómo el papa Francisco durante la pandemia está en contacto telefónico con muchas víctimas con las que le gustaría haberse encontrado–, opciones… siendo el último elemento destacado la cumbre vaticana de presidentes de conferencias episcopales y el vademécum elaborado posteriormente. 

En este sentido en la Iglesia el horizonte se ha abierto en transparencia hacia las autoridades civiles y eclesiásticas, a otras formas de abusos que no son solamente de naturaleza sexual y del abuso infantil se ampliado el foco a los adultos vulnerables, el hecho de afrontar los casos de encubrimiento… algo que se recoge en el motu proprio ‘Vos estis lux mundi’ del 7 de mayo de 2019. A partir de ahí han proliferado las oficinas diocesanas, muchas de ellas coordinadas por laicos especialistas.

Atender a las víctimas

Tras el repaso a los pasos dados en legislación, documentos o pasos dados por los pontífices o las diócesis, Zollner señaló algunos retos de futuro como la atención a las víctimas: para su propio bien, el de la Iglesia y el de la sociedad” insistiendo en “cuidar a los traumatizados espiritualmente”. Otro retos son “asumir la propia responsabilidad, buscar aliados, establecer lugares seguros y la renovación espiritual”.

El jesuita ha pedido “recibir la realidad de la víctima con apertura” en la escucha de su perspectiva y su dolor. Aunque reconoce que “escuchar con el corazón no es fácil cuando una persona te grita y está justamente agresiva” por lo que ha sufrido. Pero es importante porque “solo escuchando la realidad de esta experiencia puedo comprender algo más de lo que ha vivido y destruido la vida y la fe de una persona” en la Iglesia. Para ello ha rechazado actitudes de autodefensa, creando espacio para dar voz y presencia a las víctimas, que “es con quienes está Jesús y su corazón”.

“¿Qué está en mis manos? ¿Qué puedo hacer?”

Esto se aplica en las veces que la Iglesia, ante las críticas, no ha asumido su propia responsabilidad minimizando el problema o sin comprenderlo del todo. Para Zollner, “la confianza puesta en la Iglesia por las víctimas en su momento implica una responsabilidad mayor”. Por ello apeló a aportar por la conversión, la purificación, la humildad o la paciencia. Para este cambio, invitó a buscar aliados para la protección y la prevención. También invitó a ayudarse de la experiencia profesional de una auditoría independiente más allá de los círculos eclesiales –en este sentido, alabó caminos como el recorrido por la archidiócesis de Madrid–.

Otro resto es la formación, prevención y la creación de ambientes de protección seguros (el llamado safeguarding). Para ello pidió cambios en la formación de los laicos, religiosos y sacerdotes en este sentido. “¿Qué está en mis manos? ¿Qué puedo hacer?” son preguntas claves que ha invitado a hacerse personalmente y como Iglesia para asumir las propias responsabilidades y desarrollar las competencias personales. 

También ha pedido una “reforma espiritual” que pueda “gestionar las propias resistencias, incomodidad ante cuestiones sobre la sexualidad, la fe, el liderazgo de la Iglesia… o el cansancio hacia la cuestión de la protección”. Invitando a desarrollar una “ecclesiología de la vulnerabilidad” que crea en la reconciliación respecto a la comunidad y como consecuencia la Iglesia ganará en credibilidad. Incluso ha invitado Zollner a llevar a la propia oración la actual misión de la Iglesia frente a las víctimas. Y es que, ha señalado, la mayoría de las víctimas todavía están dentro de la Iglesia.

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