(José Luis Corzo– Profesor del Instituto Superior de Pastoral de Madrid)
“Se murió el cura del barrio del Fontarrón (en Vallecas, junto al Cerro del Tío Pío en Madrid) y ha dejado llorando a mucha gente (…) Y es que Fabián Fernández de Alarcón, el marianista, fue a las manifestaciones con ellos, participó en sus asociaciones, buscó la metadona y aprendió de ellos a estar y a ser”
Como un impacto. ¡Plass! No sé si lo plástico viene de ahí, pero por lo que se ve tiene mucha fuerza, no cabe duda. Se cuela por los ojos y resulta indudable. Cuando tenía 22 años yo vi la Iglesia reunida en Concilio ecuménico en la basílica de San Pedro del Vaticano y el día de su clausura, en mitad de la plaza. Imborrable. Pero este 11 de septiembre he vuelto a ver de un solo golpe reunida a la Iglesia y la impresión plástica de esta visión, junto a aquélla, me ha calado mucho.
Se murió el cura del barrio del Fontarrón (en Vallecas, junto al Cerro del Tío Pío en Madrid) y ha dejado llorando a mucha gente. Como no se cabía en el templo, los bajos de una casa barata, también de los años 70 cuando los vecinos levantaron el barrio, sacaron el altar a la calle. Una zona arbolada entre las casas, ni siquiera una plaza; más bien, una corrala grande, rodeada por las ventanas y balcones, con mucha ropa tendida, de las familias de alrededor. Unos altavoces ayudaban a la mucha gente sin silla que llenó los desniveles del terreno. Y un buen montón de amigos curas, que no todos pudieron sentarse, cerraron el círculo de tanta gente como acudió. Jóvenes y viejos, las niñas y niños de la última primera comunión, los que se ve, por su rostro, que luchan contra alguna adición nociva o, por su ropa, que ya estaban en crisis económica antes de ahora; los más devotos y los probablemente poco. Estaban todos y recordaban mejor a su cura haciendo memoria de Jesús.
Cuesta trabajo comprender la parroquia actual y ¡es eso! La Iglesia, ¿qué digo entre la gente? ¡Imposible de separar! Y es que Fabián Fernández de Alarcón, el marianista, fue a las manifestaciones con ellos, participó en sus asociaciones, buscó la metadona y aprendió de ellos a estar y a ser. Luz y sal.