Mi experiencia en este tratamiento, y más habiendo estado la mayor parte de este confinado, ha sido algo atípica; ya me esperaba, días antes de entrar en Nuestra Señora de la Paz, de San Juan de Dios, que iba a ser diferente, pero no imaginaba en ningún caso que se desenlazaría así.
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En mi caso, el confinamiento me ha servido de mucho; me ha costado sacar el lado bueno del confinamiento, pero, pensando y redescubriéndome, he podido quizás trabajar muchos aspectos de mi vida, algo que anteriormente no había hecho.
Un proceso de discernimiento
Aún recuerdo los primeros días, cuando solo salíamos de la habitación para ir a terapia y el resto del día lo pasábamos rodeados de las mismas paredes, día tras día. He salido redescubierto, pensando en mí, haciendo poco a poco un duro trabajo de introspección personal. Buscando los fallos y errores que he cometido durante tantos años de consumo y hallando “traumas” escondido en mí (algunos dormidos durante más de 15 años), y resolviéndolos y enfrentándome a ellos.
También he puesto a prueba mi aburrimiento buscando nuevas formas de ocio sano, pero sé que esto no hubiera sido posible sin la ayuda de los educadores de Patología Dual, a los cuales agradezco la enorme paciencia que han tenido conmigo, y más sabiendo yo mismo lo “pesado” que puedo llegar a ser…
Compleja convivencia
Otro aspecto es la convivencia… Tanto tiempo “encerrados” con los mismos compañeros, donde siempre hay quien te cae bien, quien mal y quien directamente no te cae; en mi caso, el manejo de la impulsividad y la constante comunicación con el equipo ha sido crucial para no saturarme en demasía, y aún así, he llegado a saturarme en algunas ocasiones.
Agradezco enormemente al equipo de Patología Dual el habernos dado la posibilidad de continuar el tratamiento, ya que mi caso sería un riesgo de muerte segura en la calle. Y, sobre todo, la paciencia y el esfuerzo que he visto para que pudiéramos salir adelante y hacer el confinamiento lo más agradable y ameno en la medida que ellos podían.
En mi caso, agradezco este tiempo aquí confinado, ya que me he dado cuenta de lo mucho que tenía que trabajar y, hasta que no ha pasado esta situación, no he sido consciente de ello.
Gordi, interno en la Clínica Nuestra Señora de la Paz, de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, comparte su testimonio con motivo del Día Mundial de la Salud Mental que se celebra este 10 de octubre.