Ante el impacto económico que el coronavirus está ocasionando en parroquias urbanas y a las que pertenecen miles de fieles, resulta muy enriquecedor conocer la opinión del ecónomo de la Archidiócesis de Barcelona, el laico Gaspar Coderch. En este sentido, confirma que, al tiempo que “aún estamos evaluando la situación”, no cesan ni mucho menos en la acción: “Desde el Fondo Común Diocesano, en el que todas nuestras parroquias aportan según sus posibilidades y reciben según sus necesidades, llevamos a cabo una respuesta solidaria con las comunidades que se están viendo más afectadas por la pandemia”.
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Algo en lo que es clave la comunicación: “Estamos en contacto con todas nuestras parroquias a través de nuestra intranet, llamadas telefónicas, videoconferencias o visitas personales. Así, todas las que necesitan nuestro apoyo para gastos extraordinarios, saben que cuentan con nosotros”. Fruto de este conocimiento exhaustivo de la realidad, Coderch percibe que “la mayoría de las parroquias, aun con muchas dificultades, van haciendo frente a sus gastos; aunque también hay casos puntuales de comunidades a las que hemos de ayudar con estos pagos rutinarios”.
Apoyo a las escuelas
Del mismo modo, esa “respuesta en red”, articulada siempre en torno a la “solidaridad”, también tiene su reflejo más allá del ámbito puramente eclesial: “Además de ir todos a una, implicando a los párrocos y a la gente, colaboramos con muchas escuelas poniendo a su disposición espacios de la diócesis para que los utilicen durante todo el curso de un modo gratuito”.
Además, el ecónomo barcelonés destaca cómo “vamos trabajando en otras líneas alternativas que palien de algún modo esa menor actividad parroquial”. Entre ellas, favorecen que los fieles puedan hacer “donativos para los fines concretos que ellos deseen”. Sin olvidar el impulso del portal ‘Dono a mi Iglesia’, de la CEE, “que está teniendo una buena aceptación entre la gente”.
Día de la Iglesia Diocesana
Por otro lado, el ecónomo señala que están poniendo una especial ilusión en el Día de la Iglesia Diocesana, que se celebra el 8 de noviembre: “De cara a esa jornada, estamos promoviendo entre los fieles un mensaje de concienciación y sensibilidad, incidiendo en la idea de la corresponsabilidad y con un fin que, en definitiva, es el de toda la Iglesia: dar esperanza”.
Finalmente, pese al impacto económico de la crisis, no flaquean en su vivencia de la fraternidad: “Tenemos presente cómo se pueden ver afectadas las 162 Cáritas parroquiales y arciprestales que hay en la diócesis. Siempre hay que apoyar su labor, pero aún más, si cabe, en este momento difícil, destinando los recursos necesarios para poder ayudar a los que ayudan”.