Rafael Salomón
Comunicador católico

Teólogos de escritorio


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Ya lo decía hace pocos años Benedicto XVI: Una teología que ha nacido entre papeles y destinada sólo a vivir entre papeles, sin conexión con la vida de fe, deja de ser teología; acaba reduciéndose a una serie de disciplinas más o menos ligadas entre sí.



En una de mis clases de teología, un profesor nos hacía reflexionar acerca de lo que estábamos estudiando, con voz pausada y seria nos alertaba: –No sean teólogos de escritorio, aprendan todo lo que puedan, pero dejen que el amor de Dios los sorprenda-.

Cada vez que recuerdo esas palabras, me motivan a conocer más del amor de Dios y comprender desde lo más profundo del amor, todo aquello que a veces solo puede ser explicado desde el corazón.

No aparentar que se sabe “algo” de Dios, pues es el gran “desconocido”. Evitar mostrar el título de teólogo si no sabemos mirar con amor al hermano, si ignoramos sus necesidades ¡Qué razón tenía mi profesor!

Antes que nada, somos hijos de Dios y eso deberíamos mostrarlo con mayor gusto y enorme satisfacción. El título a veces nos quita la mirada a lo que realmente debemos aprender del amor de Dios.

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No se trata de crítica, pues también me tocaría a mí. Se trata de evidenciar, que algunos teólogos de hoy, no sudan en los centros penitenciarios, jamás en su vida han visitado hospitales, no conocen las casas funerarias, viven del reconocimiento que el título ostenta; son personas según ellos intelectuales.

El papa Francisco nos convoca a los teólogos a cumplir este servicio como parte de la misión salvífica de la Iglesia, pero es necesario que, para tal propósito, lleven en el corazón la finalidad evangelizadora de la Iglesia y también de la teología, y no se contenten con una teología de escritorio. (EG 133).

Fomentar la fe

Como hombres y mujeres creyentes debemos ayudar a fomentar la fe, la esperanza y la caridad desde un testimonio creíble, ser más teologales que teólogos. Dejar de alimentar nuestro ego que nos lleva a creernos poseedores de la verdad con el derecho de pasar de ser maestros a intentar ser jueces de la vida privada y social de nuestros semejantes.

“Entonces Jesús dijo: -Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos. Sí Padre, así te ha parecido bien”. Mateo 11,25-26

Desde que inicié en el camino del conocimiento a Dios, me hice el firme propósito de guardar y no ostentar el título, mi verdadero compromiso y por el cual me esfuerzo día con día es por mostrar siempre la sencillez del amor.