“El yihadismo se combate derrotando la pobreza”, afirma un misionero en Malí

“El yihadismo se combate derrotando la pobreza”, afirma un misionero en Malí

Malí se ha convertido en los últimos años en el epicentro de la violencia yihadista en el Sahel. Una situación que ha minado la vida de la población y la estabilidad política pero cuyo origen, tal como explica a Fides el misionero Arvedo Godina, tiene unas raíces muy profundas, bien asentadas en la pobreza de la región. “Miles de jóvenes desempleados buscan la esperanza en una forma extrema de religiosidad que los lleva a tomar las armas contra quien no profesa su fe”, subraya el religioso de la Sociedad Misionera de los Padres Blancos.



“El yihadismo ha surgido en los últimos años, pero los problemas tienen sus raíces en la historia”, apunta. Además, señala que los jóvenes tienen poca esperanza de tener un futuro en Malí. “Cada año se gradúan 10.000 chicos y chicas. De estos, solo mil pueden encontrar trabajo de inmediato, y los otros 9.000 permanecen desempleados. Se enfrentan a un concurso público tras otro, luchan con mil puestos de trabajo, a menudo sin esperanza. Algunos emigran. Pero nadie tiene perspectivas concretas”, explica.

Volver a las filas combatientes

Godina, que trabaja en la diócesis de Bamako, ha sido capellán en la prisión, donde se ha podido encontrar con algunos milicianos. “Muchos jóvenes sin esperanza se han arrojado a los brazos de las redes yihadistas, que buscan en ellos un instrumento para compensar sus frustraciones”, afirma el misionero. “Dicen que luchan contra occidentales y cristianos que son la causa de su miseria. Repito, el yihadismo se combate en primer lugar derrotando la pobreza generalizada”, asevera.

En prisión, Godina intenta “hablar con ellos y apoyarlos”. “Consigo medicinas cuando las necesitan. Les explico el cristianismo y les ayudo a comprender y dialogar”, añade. Incluso ha llegado a establecer “amistad con algunos”. “Otros rechazan el diálogo y se radicalizan. Leen y releen el Corán y extraen de él las enseñanzas más extremas”, dice. “Entonces, cuando se van, están listos para volver a las filas de los combatientes”.

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