El nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza, considera que el aborto, “pretendiendo ser una salida fácil a la mujer, quedaba abandonada en sus circunstancias, también en lo psicológico”. Así se manifestó esta tarde el embajador vaticano, como responsable de la apertura del XXII Congreso Católicos y Vida Pública bajo el lema, ‘¡El momento de defender la vida!’, que se celebra en Madrid en formato online hasta el domingo.
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Con las reformas de la eutanasia y el aborto anunciadas por Moncloa como telón de fondo, el diplomático sentenció que el aborto “en ningún modo puede plantearse como un derecho al propio cuerpo”. En relación a la llamada muerte digna, comentó que “nosotros no somos dueño de la propia vida y mucho menos de la de los demás” y planteó la necesidad de trabajar “con renovado convencimiento para proteger la vida hasta el ocaso”.
No solo creyentes
Auza defendió que la defensa de la vida no es solo un asunto que concierna únicamente a los creyentes, sino también a todo aquel que “considerando la dignidad humana, lleva en su conciencia un mínimo de humanidad”.
“Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente”, aseveró el nuncio, parafraseando el discurso de Juan Pablo II en la madrileña Plaza de Lima en su primer viaje a España en 1982. “Palabras justas, ni una más ni una menos”, apreció Auza, que explicó cómo “incluso en situaciones difíciles la vida sigue siendo un don”, considerando que esta premisa es “previa al derecho”. “Por eso muchos autores prefieren hablar de defensa de la vida y no de derecho a la vida”, comentó.
Apoyo a la sociedad
Desde ahí, animó a los propagandistas a “seguir ofreciendo esta propuesta que revierte en el bien de la vida” para que “la voz del pueblo católico se convierta en apoyo a los hombres de buena voluntad”. En esta misma línea, les instó a participar “en la acción política”, “siendo la política, como dijo el Papa al presidente del Gobierno, una de las formas más altas de la caridad, no es solo un arte, sino que para los cristianos es un acto de caridad”.
El nuncio vaticano también hizo lectura del mensaje del Papa y la correspondiente bendición apostólica. En su carta, Francisco anima a los congresistas a que “la alegría del Evangelio les lleve a un renovado compromiso de vida humana desde el nacimiento hasta el ocaso natural”. Además, el Santo Padre recuerda cómo “en momentos de dolorosa prueba por la pandemia de la covid-19”, surge de la sociedad “el impulso de protección, la sensación de vulnerabilidad y soledad”.
Desasistidos
Junto a Auza, en la mesa inaugural se encontraba el presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, Alfonso Bullón de Mendoza, denunció la intención del Gobierno de “legalizar la eutanasia cuanto antes y con el menor debate posible”. Desde esta reflexión, echó la vista atrás a los miles de fallecidos durante la primera oleada de la pandemia, para denunciar que “no tenían que haber muerto así, desasistidos de sus familias y sus iglesias”. Así, se preguntó “qué hemos aprendido de esta dolorosa situación”. A la luz de las reformas legislativas del Ejecutivo de Coalición, el también presidente de la Fundación San Pablo CEU sentencio: “Nada”.
Bullón de Mendoza vertebró su intervención desde ‘Fratelli tutti’, la nueva encíclica del Papa Francisco, para presentarla como “una fuente de luz” para luchar contra “la cultura de la muerte, el infanticidio, el aborto y la eutanasia”. Desde ahí, justificó la razón de ser del congreso de este año, para abordar “cómo se ha perdido la cultura de la vida y cómo recuperarla”.
Unidad católica
Desde ahí, reclamó “una unidad católica que lleve una palabra común a la sociedad, una palabra de fe, esperanza y caridad”. El historiador alentó a los cristianos defender “la vida en todas sus manifestaciones, formas y estados” para “vivificar la vida pública” y “llevar una palabra de esperanza”. Eso sí, como paso previo, reclamó a la Iglesia aumentar el compromiso de reactivarse para que “nuestras asociaciones sean fuente de vida”.
En el acto, también intervino el director del congreso, Rafael Sánchez Saus, que acusó a los poderes públicos de intentar “hacer desaparecer a Cristo de nuestra cultura, de la vida y de la muerte de las personas aterrorizadas por la enfermedad” en plena pandemia. “Defender la vida, con pandemia o sin ella, es la gran tarea de nuestro tiempo”, aseveró.
El consiliario nacional de la ACdp, Fidel Herráez, defendió “el valor innegociable de la vida desde la concepción a la muerte natural”, así como una “vida digna en cualquier latitud y condición” y una “vida plena en la Casa Común que habitamos”. Parafraseando al Papa en su encíclica Laudato si’, el arzobispo emérito de Burgos hizo un llamamiento a que “el sistema político y el sistema económico” promueva el diálogo al servicio del bien común.