“Todo nos dice que vamos a celebrar una Navidad distinta. Pero, quizás sea este tiempo una oportunidad para vivir una nueva Navidad cargada de hondura; para releer lo vivido, y lo que estamos viviendo, mirando a Belén, a Jesús, al misterio de la encarnación de Dios en esta humanidad nuestra. Una oportunidad para que lo profundo sea lo que celebremos. La luz que alumbre las tinieblas de nuestro hoy; esa luz que se llama acogida, hospitalidad, sencillez, que se llama consuelo y alegría para todo el pueblo; que se llama Encarnación”. Así lo expresan Mariña Ríos, ODN, y Jesús Díaz Sariego, OP, presidenta y vicepresidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), en su felicitación de Navidad 2020.
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“A lo largo de este tiempo, hemos ido viviendo distintos momentos, el dolor por el sufrimiento, la muerte, la pobreza creciente; y la esperanza de poder aprender de esta realidad y ser mejores como personas y sociedades. Esperanza que se puede nublar a medida que pasa el tiempo, se prolonga la incertidumbre y se incrementan las consecuencias”, explican en su carta.
Servicio gratuito
En estos meses, “hemos experimentado que la autosuficiencia, la seguridad en nosotros mismos, el orgullo se han hecho añicos; desde ahí, hemos podido acoger como lugar de salvación la vulnerabilidad y la fragilidad que dejan paso a la humildad, al servicio gratuito, a la creatividad evangélica, a valorar el encuentro sencillo, la proximidad y la ternura, a mirar a los otros más hondamente como hermanos, a sentirnos vinculados con toda la humanidad”, añaden.
También es cierto que, “de distintos modos, eso más hondamente humano y cristiano que afloró en este tiempo, se puede ver amenazado por la tentación de creer que la salida es volver sin más ‘a lo de antes’, por la tentación de recoger los añicos y querer recuperar una normalidad que no responde a lo que Dios sueña para nosotros y para este mundo”, concluyen su misiva.