Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a dejar fluir mis sueños para la mujer del año 2021 a través de los sueños de un varón que vivió hace veintiún siglos. No es solo un guiño a José, en este año que el papa Francisco nos regala. También se trata de una pequeña intuición: José tiene entrañas muy femeninas que le permiten soñar mucho más allá de lo esperado y lo establecido.
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El evangelio de Mateo presenta cuatro sueños de José. Los sueños, en la Biblia, representan uno de los lenguajes que Dios utiliza para comunicarse con los seres humanos. Sin duda, un lenguaje abstracto y sujeto a confusión. Parece curioso que Dios elija precisamente este lenguaje para revelar ciertas pistas que serán esenciales en su plan de salvación.
Nuestros tiempos son propicios a los sueños, por dos razones. La primera, porque necesitamos urgentemente abrirnos a nuevos futuros, cansadas y cansados como estamos de este presente que parece no tener fin. El segundo motivo es que, en el contexto actual, todos nuestros proyectos nacen marcados por la inestabilidad y la incertidumbre.
El primer sueño
El primer sueño de José (cf. Mt 1,20-23) le ayuda a comprender el sentido de una noticia dolorosísima recibida recientemente. Cuando acaba de enterarse de que su prometida está embarazada, y cuando toma la decisión –justa, en el sentido bíblico del término– de repudiarla en secreto, el ángel le para los pies: “Lo engendrado en ella es del Espíritu Santo”. Sus sospechas se disuelven y una nueva confianza deja paso a la relación.
Yo sueño que en el año 2021 el mundo tendrá una disposición más ancha para acoger sin sospechas, con alegría, como “engendrado del Espíritu Santo”, todos los frutos de todos los vientres. Sueño que nuestra capacidad de generar vida se verá acompañada por la capacidad de la sociedad para acogerla. Me refiero a las hijas y a los hijos biológicos que engendraremos, y también a aquellos que nos serán confiados. A las personas frágiles que acompañaremos. A nuestros proyectos personales y profesionales. A nuestra palabra. A nuestra voz en la Iglesia…
El segundo sueño
El segundo sueño de José (cf. Mt 2,13) le indica que debe tomar a María y al Niño y huir con ellos a Egipto, que no era precisamente la puerta de al lado, para salvar la vida de Jesús. La Sagrada Familia emprende esa ruta migratoria que tan bien conocen tantas personas en nuestro mundo de hoy. José se porta garante de la seguridad de aquellos que le son confiados.
Yo sueño que en el año 2021 las mujeres obligadas a emigrar, por el motivo que sea, se sientan respetadas en su integridad física y psicológica, y también en sus derechos fundamentales. Sueño que ninguna mujer será violada mil veces en el camino, que ninguna tendrá que prostituirse para conseguir el dinero del pasaje, que a ninguna le arrancarán su hijo de los brazos porque su llanto inoportuno pone en peligro la travesía de la patera. Sueño que los varones adoptarán la actitud de respeto y de protección de José, y que no reclamarán ninguna medalla por hacer sencillamente lo que es justo.
El tercer y cuarto sueño
Después del tercer y el cuarto sueño (cf. Mt 2,19-23), José regresa a Palestina y se instala en Nazaret, la tierra de lo ordinario. Allí vive sin alharacas y desaparece sin dejar grandes huellas después de haber marcado profundamente la historia. Yo sueño que en el año 2021 las mujeres nos daremos menos codazos para hacernos sitio. Sueño que confiaremos mucho más en nuestras posibilidades. Sueño que seremos más solidarias unas con otras. Sueño que nos alegraremos de que cada una –y cada uno- encuentre su lugar en esta tierra de Dios.